"Una voluntaria de 84 años, la higuera de los niños y clases de español para las madres": El trabajo de Cáritas en los poblados chabolistas
Cáritas Diocesana de Almería trabaja en estos asentamientos ofreciendo un apoyo integral a estas familias
Sevilla - Publicado el - Actualizado
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Viven con el corazón en un puño. Unas cincuenta familias han tenido que ver las máquinas derribaban el lugar donde vivían. Son inmigrantes. Personas que un buen día vinieron a Andalucía a trabajar de jornaleros. Muchos de ellos se trajeron a sus familias. Hoy, muchos trabajan en los invernaderos.
Asentamiento chabolista
Poco a poco, se instalaron en un poblado almeriense de Níjar, conocido como Corrijo El Uno. Alguno incluso tuvieron niños. De hecho, en el momento del derribo, nueve niños, vivían en el poblado chabolista.
12.000 personas en condiciones precarias
Ahora han perdido lo poco que tenían porque esta semana un juzgado ha ordenado desmantelar el poblado para devolver los terrenos a sus propietarios. Es la realidad que viven estas familias, para las que el trabajo de Cáritas es clave.
Chabolas en Huelva, una de las provincias donde hay más asentamientos
Los inmigrantes que vienen a Andalucía a trabajar, viven en su mayoría en las provincias de Almería y Huelva, a trabajar en las explotaciones agrícolas. Alrededor de 35.000 temporeros agrícolas, trabajan en estas provincias, donde hay cerca de una decena de asentamientos precarios, que albergan a unas 12.000 personas, según un nuevo informe de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía.
cortijos derruidos y casas de aperos
En la provincia de Almería, más de seis mil personas malviven en chabolas en condiciones infrahumanas y sin recursos para cambiar su suerte. En el Poniente almeriense, se instalan en cortijos derruidos, e incluso en casetas de aperos. En ocasiones, para vivir en estas casetas, tienen incluso que pagar un alquiler.
Medio centenar de familias han visto cómo derribaban sus chabolas en Almería
Se estima que un ochenta y seis por ciento de los chabolistas que viven en Almería son hombres, el trece por ciento, mujeres y el tres por ciento son menores. Además, la mayoría de las familias que viven en estos poblados de la provincia almeriense son personas procedentes de África que vienen a trabajar a los invernaderos.
equipo easen: acabar con el chabolismo
En Huelva, según los informes de Huelva Acoge quedan en la provincia cuarenta y un asentamientos. Y gracias a iniciativas de las administraciones, los asentamientos se han reducido en un 50%. Unas de las iniciativas es la residencia de temporeros inmigrantes de Lepe, un centro pionero en España para erradicar el chabolismo que financia la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía en su totalidad.
José Manuel Méndez, miembro del equipo EASEN, con Mustapha El Kaddouri
También está en marcha el Equipo Easen, un plan de la Consejería para erradicar estos asentamientos. Este plan "tiene como objetivo el diseño de propuestas y la coordinación de las distintas administraciones para erradicar estas infraviviendas, al tiempo que persigue la integración residencial y sociolaboral de las personas que residen en ellas".
Para conseguirlo, un equipo de personas trabajan sobre el terreno en estos asentamientos. Una de las figuras clave "es el vigilante de los asentamientos, que se encarga de recorrerlos de lunes a lunes de 9.00 a 21.00 horas. Es el encargado de estar pendiente de lo que pasa en estos campamentos, de lo que necesitan sus habitantes e, incluso, de que no se levanten nuevas chabolas."
CÁRITAS: UN HOMBRO PARA LAS FAMILIAS
A pesar de los esfuerzos de las administraciones, en la ciudad onubense de Lepe quedan nueve de los diecisiete que había, en Moguer, seis. Y Palos de la Frontera es otra de las localidades con más asentamientos de la provincia. Sin embargo, apenas existen datos.
Para estas familias, el apoyo de Cáritas es clave. Toñi Manzano coordinadora del equipo de infancia, adolescencia y Familias. Desde 2019, trabaja en el asentamiento Los Granaínos, en Almería. Es un poblado donde viven muchas familias con sus hijos. "Una comunidad", la llama Toñi.
Todos los miércoles un grupo de voluntarios acuden a trabajar con estas familias. “Es increíble ver cómo se vuelcan los voluntarios. Por ejemplo, una mujer con 84 años viene a dar clases de inglés, también damos clases de español a las madres”
Tenemos un gran equipo de voluntarios: una mujer con 84 años imparte clases de inglés en el asentamiento
Coordinadora del equipo de infancia, adolescencia y Familias de Cáritas
Cáritas también trabajan con adolescentes que se han criado en este asentamiento. Como nos cuenta Toñi, "los hemos visto crecer. Y tenemos con ellos un vínculo muy especial. De hecho, también trabajamos con ellos. Tenemos un grupo de adolescentes entre 13 y 17 años, una vez al mes hacemos una reunión con ellos, los escuchamos y los orientamos para que tengan un futuro".
Toñi nos habla mientras ve por la ventana esa higuera seca que hay en la entrada del asentamiento. "Yo la llamo la higuera de los niños. Ahí los hemos visto crecer". Hoy esos adolescentes también necesitan un hombro en el que apoyarse. Y Cáritas está ahí para tenderles la mano.