Sonidos imprescindibles de la Semana Santa en Jaén

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La ciudad de Jaén respira de otra manera en Semana Santa. Ese sonido vital cambia y se hace más presente en todos y cada uno de sus rincones. Lugares emblemáticos de la ciudad que adquieren otra textura en el aire con las vibraciones del fervor popular que acallan los ruidos urbanos y diarios. Ese pálpito rutinario del tráfico, las obras y las idas y venidas se quedan en un segundo plano. Florecen los sonidos de las marchas procesionales y de las muchedumbres emocionadas.

Aparecen así, casi sólidos, el crujir de las maderas al encontrarse con los costaleros, el rumor de las multitudes mientras esperan, en cada esquina o plaza, el momento más deseado del año. El silencio roto apenas por la emoción de una saeta, el sentimiento desbordado en las lágrimas de los fieles y el estallido popular en vítores a las puertas de los templos. La voz de los capataces y el tañido, casi de cristal, de la campana urgiendo ¡Al cielo con Ella!. El entrechocar plateado de los varales al paso firme de la Fe. El blando y suave vuelo de los pétalos cayendo, como lluvia aromatizada, desde balcones y ventanas. Los bruñidos metales resonando al ritmo de tambores y alarde de gallardetes. El roce aéreo y cómo de neblina de los incensarios que abren paso y avisa de la llegada de las sagradas imágenes: plástica catequesis que se arropa en unos sonidos, que son imprescindibles para entender, vivir y emocionarse con la Semana Santa de Jaén.