Trastorno del Espectro del Autismo 

Autismo Sevilla:"Es un trastorno del neurodesarrollo y una discapacidad pero no una enfermedad mental"

Marcos Zamora, director de Autismo Sevilla, destaca que los niños con autismo no se diagnostican hasta las 3, 4 o 5 años debido a que su trastorno puede confundirse con otros menos discapacitantes, lo que dificulta que reciban la atención temprana básica

Laura Cascajosa

Sevilla - Publicado el

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Afecta a cada vez más niños en la provincia de Sevilla, el Trastorno de Espectro del Autismo es  la discapacidad más prevalente en el desarrollo educativo, ya que uno de cada 100 niños que nacen lo sufren. Es alarmante el número de niños menores de 6 años que se están diagnosticando, 20.000 casos en la provincia de Sevilla.

Desde Autismo Sevilla, Marcos Zamora, su director, aclara que aunque es fácil ubicarlo como enfermedad mental, no es así. “Es un trastorno del neurodesarrollo desde que son muy pequeños, muy difícil de diagnosticar hasta cierta edad, y también se considera una discapacidad que acompaña a la persona toda la vida y para la que necesita un apoyo permanente, pero no es una enfermedad porque no es algo que tenga un tratamiento ni se cura por lo que no utilizamos esa denominación”.

Entre los motivos del aumento de casos está que los procesos de detección en pediatría y centros infantiles "son más certeros", porque hay mejores herramientas de diagnóstico para ubicar a cada niño. Zamora asegura que niños que "antes pasaban desapercibidos", que se les ponían alguna etiqueta, ahora cada vez se clasifican más correctamente.

Uno de los grandes retos, por tanto, es adelantar la detección, que se hace compleja, porque es un trastorno que "no tiene ninguna condición biológica para que podamos pasar una prueba y diagnosticarlo o un signo físico como ocurre con el Síndrome de Down". Su diagnóstico solo se basa en la observación del comportamiento del niño cuando es pequeño y "especialmente cuando empieza a necesitar habilidades sociales y comunicativas para relacionarse y se empieza a detectar que su comportamiento es diferente". La detección de esas dificultades para interaccionar con otros niños o para expresar lo que quiere no suele notarse hasta los 12-18 meses, "aunque son señales tan sutiles que se pueden confundir con un simple retraso"

Aunque los apoyos han aumentado en los últimos años, es cierto que los recursos no aumentan en la manera que lo hace la prevalencia, normalmente esos recursos no suelen ser suficientes en edades tempranas. Que esos recursos estén especializados y que los profesionales tengan la cualificación suficiente es fundamental para que las familias puedan también tratar a cada niño según lo necesita y sacar de cada uno su máximo potencial. Un trabajo intensivo que cuanto antes se aborde más cambia la vida del niño y de su familia.