¿Sabes qué es el ‘bombón colorao’ y dónde se puede encontrar?

El nombre de ‘bombón colaro’ es el que se le da en la localidad sevillana de Los Palacios y Villafranca al producto estrella de sus campos y de su gastronomía: el tomate.

DE DÓNDE VIENE EL NOMBRE DE ‘BOMBÓN COLORAO’

Y es que aquí, la calidez del clima y la riqueza de las arenas donde se cría, le aportan un dulzor y un sabor al tomate tan especial y diferente, que se pude comer directamente de la mata, como la fruta que es. De ahí que se le conozca popularmente como el ‘bombón colorao’.

Tal es la relevancia de este cultivo en esta localidad del Bajo Guadalquivir que, desde hace años, el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca, junto a las cooperativas ‘Las Nieves, ‘Parque Norte’ y la Sociedad Agraria de Transformación ‘Frupal’ de la localidad, conformaron la asociación ‘Tomate de Los Palacios’, cuyo objetivo fundamental es el de velar y proteger este producto.

Gracias a la gran calidad de los tomates que se cultivan en los campos palacios, que lo hacen único, la asociación consiguió en 2012 el reconocimiento como Marca Colectiva Nacional para el Tomate de Los Palacios, paso previo para incluirlo dentro de los reconocidos con Indicación Geográfica Protegida.

De esta manera, la “Asociación Productores del Tomate de Los Palacios” es la titular de la marca nacional colectiva "Tomate de Los Palacios", siendo, por tanto, dicha asociación, la encargada de autorizar a los distintos operadores el uso de la marca, entre otras cosas.

Así, por ejemplo, se garantiza que los tomates provengan efectivamente del área de cultivo de Los Palacios, donde se siguen unas estrictas medidas de control para que los consumidores puedan disfrutar, con la mayor de las garantías y la máxima calidad de este producto.

Por ello, y si no quieres que te vendan tomates de otros sitios diciendo que son de Los Palacios, debes de buscar la marca con la que se identifica este producto.

Como curiosidad, podemos destacar que sólo el pasado año 2019, la conocida marca Don Simón compró 3 millones de kilos de este producto, para elaborar para elaborar su salmorejo y gazpacho envasados.

ORIGEN DEL CULTIVO DEL TOMATE EN LOS PALACIOS

Cuando Villafranca de la Marisma y Los Palacios, no tenían siquiera intención de ser uno sólo, cosa que ocurría en 1836, ya el tomate era uno de los productos más importantes de la huerta en la zona.

Aquí se sembraron desde que desembarcaron las primeras semillas en Sanlúcar de Barrameda provenientes del Nuevo Mundo y rápidamente se extendió su cultivo pues se adaptó de tal manera al clima que parecía autóctono de la zona.

“Durante los siglos XVI y XVII se anotan las primeras partidas de tomates documentadas en los registros escritos de ciertos hospitales de Sevilla y Utrera”, señala el historiador y archivero municipal de Los Palacios y Villafranca, Julio Mayo Rodríguez, a donde llegaban “como dispensario alimenticio y terapéutico”.

Según Mayo, “durante el siglo XVIII vuelve a probarse documentalmente la vigencia del tomate gracias a un pleito suscitado entre hortelanos de Utrera y ciertos manchoneros comarcanos”. Este auto judicial constata que, hace ya más de doscientos años, el tomate era este municipio el género hortofrutícola por antonomasia.

TOMATES CON NOMBRE PROPIO

Son diversas las variedades de tomate que se crían en la huerta de Los Palacios, aunque, sin duda, las más conocidas son dos: el Genaro y el Matías.

El primero, es la variedad más extendida y característica del tomate de los Palacios y Villafranca. Se produce en primavera, es una variedad precoz. Se trata de una fruta, redonda ligeramente achatada e ideales tanto en ensaladas como en un buen salmorejo o gazpacho.

Mientras, el Matías, es una variedad de tomate de gran volumen, con un peso medio de 250 gramos por pieza. Se trata de un tomate que se comercializa normalmente pintón y tiene un gran aguante, ya que su piel es dura. Es ideal para ensaladas y para comer crudo, en rodajas con un poco de sal por encima.

Aunque también podemos encontrar otros tipos de tomates como pueden ser Panekra, Valderrama y Montaner, cada uno con sus particulares características pero todos con un denominador común, la calidad y el sabor que lo hacen ser únicos.