REFUGIADOS UCRANIA
De la guerra a las aulas: los niños de la "Pequeña Ucrania" de Sevilla ya van al colegio
Los niños acogidos en la Fundación Madre Trinidad retoman hoy la rutina con la vuelta a clase y poco a poco recuperan la sonrisa tras días huyendo de la guerra y la destrucción
Sevilla - Publicado el - Actualizado
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Hoy ha sido una mañana de nervios en la Fundación Madre Trinidad. Desde anoche los más pequeños de la casa tenían sus uniformes planchados y sus mochilas listas.
Esta mañana han sonado los despertadores, porque hoy Milana, Anastasia, Timur, Nikita y Dimitri, han empezado el colegio en España. Las puertas de las Mercedarias de Sevilla se han abierto para ofrecer un poco de rutina y de normalidad a los menores llegados desde Ucrania y a sus madres que los han acompañado al centro escolar.
Es un paso más para ellos y para Taras, el joven de 17 años que inicia una nueva etapa en el Instituto Velázquez.
Todos forman parte de la “Pequeña Ucrania” en Sevilla que se sigue consolidando y aunque esta “familia numerosa” cuenta ya con 30 miembros, esa cifra podría incluso ampliarse a los 35, gracias al esfuerzo de sus responsables, Lázaro y Begoña, Presidente y Secretaria de la Fundación Madre Trinidad y de Don José Robles, Sacerdote y Director Espiritual de la Fundación.
Entre todos siguen cada día tratando de solventar y sortear las múltiples dificultades que supone acoger a esta nueva familia y cubrir sus necesidades básicas.
Como Lázaro explica, esto “ya no es un proyecto, ya es una realidad, están aquí y la vida no se detiene, necesitan comer, aprender el idioma, integrarse, encontrar trabajo y tenemos cada día que poner los medios para lograrlo”.
Hoy también al vuelto al colegio las madres de los pequeños. Alumnos de la Facultad de Filología, entre ellos Roberto, se han embarcado en el proyecto que encabeza el catedrático de Filología Ricardo Velilla quien con un equipo de profesores de la Facultad ha puesto en marcha clases de español tanto para las familias acogidas en la Fundación como para cualquier refugiado que llegue a Sevilla y necesite aprender el idioma.
Los responsables de la Fundación no paran y tienen la agenda repleta de tareas pendientes para gestionar. Cuando no es una reunión en el Instituto o el colegio para facilitar la escolarización de los menores, es una visita a Emasesa para pedir un bono social de agua, o es acudir a extranjería para poner en regla los documentos y al Colegio de Abogados de Sevilla para que profesionales como Oksana, que es abogada y en su país tenía un importante bufete , encuentre alguna fórmula para desarrollar aquí su actividad ayudando a sus compatriotas.
Además junto a estas tareas burocráticas hay otras tareas que también son más que necesarias, las humanas. Hay que “devolverles la sonrisa, generar hermandad” y en eso también se esmeran en la Fundación.
Como en cualquier familia se organizan reuniones en las que se comparten alimentos en torno a una mesa. Qué mejor forma de estrechar lazos y de olvidar, al menos por unas horas de dónde vienen y lo que han dejado atrás.