La historia de Amén, Kayo y otros pequeños héroes que comparten juegos en una casa abierta al mundo

En la calle Levíes 16 de Sevilla se encuentra una casa distinta a todas las demás. Detrás de la puerta hay todo un mundo desconocido para miles de sevillanos.

Cuando se cruza el umbral se puede escuchar desde la risa de un niño hasta acentos de distintos países. La cocina es del tamaño de un cuartel y el comedor puede acoger hasta una fiesta.

El día a día en esta casa es a veces una carrera de obstáculos, otras una celebración de la vida y siempre una aventura.

En la calle Levíes se encuentra la Fundación Madre Trinidad y en ese pequeño oasis viven por ejemplo 15 personas de Ucrania, mujeres y sus hijos huidos de la guerra de su país. Algunos llevan ya un año en Sevilla y los niños van al colegio como cualquier otro pequeño de nuestra ciudad.

De Ucrania a Etiopía pasando por Venezuela: una casa abierta al mundo

Además de familias ucranianas la casa de la calle Levíes acoge a sus habituales moradoras, señoras que desde que se creó esta Fundación en el año 1950, ocupan los apartamentos y que han visto cómo han cambiado sus vidas con estas nuevas compañías.

Porque a la Fundación han empezado a llegar otros huéspedes desde hace unos meses y después de firmarse un convenio con Infancia Solidaria. Esta organización trae a España a niños con grandes problemas de salud que “en sus países no tienen posibilidades de resolverse” y que aquí tienen una esperanza de salvación y de vida.

Ellos y sus familias se quedan en la Fundación, como lo hacen también las familias que llegan a través de Andex, la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Andalucía, "que tienen el problema, si no son de Sevilla, de dónde viven mientras sus niños están en el hospital, ingresados o recibiendo tratamientos".

La historia de Amén o Kayo: pequeños con un único objetivo, vivir

Amén es una bebé de un año. Ha llegado desde Etiopía y a pesar de su corta edad ha sido operada cuatro veces de una grave cardiopatía. Por fin va a recibir el alta y su destino al menos hasta el mes de febrero es la Fundación Madre Trinidad.

Kayo también es de Etiopía y ha sido operado de otra cardiopatía grave con una evolución muy favorable. Su casa es ahora la Fundación Madre Trinidad.

Comparten juegos, patio comedor y en definitiva, comparten casa con otras familias, como la llegada del Aaium con un bebé de un añito con cáncer de médula o con Aaron un pequeño de cuatro años que viene de Ceuta y que padece cancer de estómago y metástasis.

En la Fundación tienen un lugar donde jugar y reír, conocen a otras familias y todo gira en torno a la solidaridad. Lázaro y su mujer Begoña inventan mil fórmulas para hacerlos felices, para que su estancia sea agradable y sobretodo para llegar a fin de mes y atender a esta numerosa familia.

Actividades y benefactores para acoger y atender a todas las familias

Quienes se alojan en esta casa tan especial no pagan o pagan lo mínimo por estar en la Fundación pero reciben un techo, comida, y compañía.

La Fundación tienen benefactores que donan alimentos, juguetes, productos de limpieza o voluntarios que dedican su tiempo y habilidades, para echar una mano y hacer más llevadero el día a día de esta gran familia numerosa.

Está cerca la Navidad y la casa ya está adornada, además de preparada para numerosas actividades porque estos días no paran. La próxima celebración será la semana que viene. Se trata de un Concierto Benéfico. La cita el miércoles día 20 y los asistentes sólo deben aportar un juguete o un donativo, o bien las dos cosas. En la casa de la Calle Levíes nadie se queda estos días sin un regalo o sin una sonrisa.

Así es este hogar diferente, donde se ubica la Fundación Madre Trinidad, un lugar que se convierte en un refugio lleno de vida y solidaridad. Desde familias ucranianas hasta niños de Etiopía, Marruecos o Venezuela con problemas de salud, un pequeño oasis, en pleno centro de Sevilla, que acoge a quienes necesitan esperanza y apoyo en momentos difíciles.