Naranjas para depurar el agua de Sevilla
La empresa pública de aguas ha comenzado a usar las naranjas amargas de las calles de la ciudad para generar la energía que mueve una gran depuradora.
Madrid - Publicado el
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Hasta ahora La producción de naranja amarga de los muchos naranjos que pueblan las calles de Sevilla tenia como destinos principales la elaboración de mermeladas o el vertedero; sin embargo ahora van a tener una segunda utilidad que permitirá que los sevillanos sigan disfrutando de la buena calidad de su agua de consumo pero a menor coste y con menos emisiones contaminantes .
La cosecha de este año ha empezado a alimentar el motor que mueve la principal depuradora de la empresa pública de aguas Emasesa, que se encuentra en el Copero. Esta planta necesita gran cantidad de energía eléctrica para realizar los tratamientos que en buena medida procede del metano que produce la descomposición de fangos e impurezas de las aguas negras que llegan a esta estación.
Pero los técnicos de EMASESA han empezado a probar un sistema diferente. Usan el zumo de las naranjas que se recolectan en el viario urbano para generar ese gas .
Mediante un proceso de "cogeneración", la naranja pasa a ser elemento activo de creación de gas natural, que a su vez se convierte en energía eléctrica que alimenta la planta, y todo mediante una materia prima fácil de conseguir, ya que Sevilla es la ciudad europea con más naranjos -se calcula que entre sus calles y parques hay 46.000 ejemplares-.
Cada naranjo produce al año entre 45 y 130 kilos de naranjas amargas en función de las lluvias, y solo esta temporada , la recogida de naranjas en el viario y grandes parques de la ciudad alcanza los 1.700.000 kilos sin incluir parques históricos o zonas privadas.
Ahora, una parte de esa materia prima va a la EDAR, donde se convierten en un ejemplo de economía circular y una apuesta por la mitigación del cambio climático del proceso de abastecimiento y saneamiento de aguas, para su aprovechamiento para la producción de gas y la generación de energía eléctrica en el proceso más costoso energéticamente en el ciclo urbano del agua, que es la depuración.
Para el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, supone "la demostración de que se puede utilizar un bioresiduo para incorporar su zumo al proceso de creación de biogas", satisfecho de que haya "demostrado a pequeña escala" que puede funcionar, mejorando "los rendimientos energéticos de estas plantas, lo que permite acelerar el proceso de biogas y mejorar el balance energético en la estación".
Para que nada falte en la segunda vida de la naranja, el material que no puede ser valorizado mediante codigestión se destina a compostaje, cerrando de esta forma el ciclo del carbono, con lo que vuelve al suelo.