Las razones por las que siempre fracasas y abandonas tus propósitos de Año Nuevo: “Como un castigo”

Quedan horas para que estrenemos un nuevo año. Y cuando estrenamos nuevo año, es habitual hacer balance y plantearse nuevos objetivos, cambios de vida, mejoras en nuestro día a día.

Pepa López es psicóloga y confirma cómo actuamos la mayoría de las personas cuando vemos que se acaba el año.

Es cierto que “a la mayoría de las personas nos motiva la idea de ponernos objetivos y metas”. En general, esto lo relacionamos con la idea “de dejar atrás los errores del pasado” y “conseguir una versión mejorada de nosotros mismos”. Los propósitos más habituales son “bajar de peso, hacer deporte, dejar de fumar”.

Sin embargo, para muchos, estas buenas intenciones terminan olvidadas en solo unas semanas. Tal y como explica Pepa López, “el 90 por ciento de estos objetivos no se consiguen y se abandonan después de la primera semana”.

¿La clave? Plantear objetivos que nos acerquen a la felicidad real y utilizar estrategias efectivas para mantener la motivación.

Más allá de la lista tradicional: Propósitos que impulsan la felicidad

Si la realidad es tozuda y confirma que año tras año incumplimos esos propósitos, la siguiente cuestión es clara: ¿Es recomendable hacer propósitos o es perjudicial?

La experta aclara que la clave está en cómo planteamos los objetivos: “Fracasan porque se plantean desde la autoexigencia, la culpa y la insatisfacción con uno mismo”. Eso implica que el “cerebro lo interpreta como un castigo”.

Para vencer esta barrera “es importante establecer metas placenteras”. Por ejemplo, si nos proponemos de perder peso, eso lo interpreta el cerebro como un castigo, como hacer una dieta. Sería más recomendable plantearnos, disfrutar de cocinar de manera más sana y saludable.

Es decir es importante conectar nuestros propósitos con aquello que realmente nos hace felices. Actividades placenteras conectadas con nuestros deseos y planteamientos realistas.

El truco para lograrlo es sencillo. Como detalla la experta, “si un paciente me dice que quiere viajar más en el año que comienza, le recomiendo que lo visualice en el tiempo, que coja una agenda, ponga la fecha y el destino, que empiece a planificar, cuál sería el presupuesto, cómo ahorrará para tener ese dinero o qué actividades y visitas le gustaría hacer en ese destino”.

De esa forma es más fácil conseguir hacer realidad nuestros propósitos de Año Nuevo. Y sí, dice la experta que “hay que proponerse objetivos pero orientados a nuestros deseos y conectados para hacernos más felices”.

Algunas ideas para establecer los propósitos de Año Nuevo

• Cultivar relaciones significativas: Dedicar tiempo de calidad a familiares y amigos, fortalecer vínculos afectivos, conectar con personas que comparten nuestros valores. Esto se traduce en un mayor sentido de pertenencia y apoyo social.

• Priorizar el autocuidado: No se trata solo de ir al gimnasio, sino de atender nuestras necesidades físicas y emocionales. Incluye actividades como meditar, leer, disfrutar de la naturaleza, dormir lo suficiente o dedicarnos a un hobby que nos apasione.

• Aprender y crecer: Adquirir nuevos conocimientos, desarrollar habilidades, explorar intereses. El aprendizaje constante estimula nuestra mente y nos da un sentido de propósito.

• Contribuir a algo mayor: Participar en actividades de voluntariado, ayudar a otros, involucrarnos en causas que nos importan. Sentir que hacemos una diferencia en el mundo nos brinda satisfacción y bienestar.

• Vivir experiencias: Viajar, probar nuevas actividades, salir de la rutina. Las experiencias nos enriquecen, crean recuerdos positivos y amplían nuestra perspectiva.

Otras claves para formular objetivos efectivos (y felices) pasan por hacer que nuestros propósitos no se queden en simples intenciones, sino que es fundamental definirlos correctamente.

• Sé específico y medible: En lugar de "quiero ser más feliz", define "dedicaré 30 minutos al día a una actividad que me guste" o "tendré una conversación profunda con un ser querido una vez a la semana".

• Que sean alcanzables y realistas: No te propongas metas imposibles. Empieza con pequeños pasos y aumenta la dificultad gradualmente.

• Que sean relevantes para ti: Asegúrate de que los propósitos estén alineados con tus valores y deseos personales. No te compares con los demás ni te dejes llevar por modas.

• Define un plazo: Establecer fechas límite te ayudará a mantener el enfoque y la motivación.

• Divídelo en pequeñas tareas: Desglosar un objetivo grande en pasos más pequeños lo hace más manejable y menos abrumador.

Trucos para no abandonar a la primera de cambio

Según indican los expertos, otras fórmulas para mantener la constancia y no abandonar nuestros objetivos son focalizarse en la estrategia:

1. Crea un plan de acción: Escribe tus propósitos, define los pasos a seguir y establece un cronograma.
2. Encuentra un compañero de apoyo: Compartir tus metas con alguien te brinda motivación y responsabilidad.
3. Haz un seguimiento de tu progreso: Lleva un registro de tus avances. Ver cómo te acercas a tu objetivo te animará a seguir adelante.
4. Celebra los pequeños logros: Reconoce y recompensa cada paso que das. Esto refuerza tu motivación.
5. Sé flexible y compasivo contigo mismo: No te castigues por pequeños deslices. Lo importante es retomar el camino y aprender de los errores.
6. Visualiza el resultado: Imagina cómo te sentirás una vez que hayas alcanzado tu meta. Esto te ayudará a mantener la motivación en los momentos difíciles.
7. Conecta con tu "por qué": Recuerda constantemente la razón por la que te propusiste esa meta. ¿Qué impacto tendrá en tu vida y en tu felicidad?

La felicidad no es la meta, sino el camino