Éxito entre la convulsión

Los últimos días del año ofrecen una visión mucho más general y justa de lo que ha sucedido durante 12 meses. Si ponemos la lupa con objetividad sobre el ejercicio sevillista, el resultado es brillante. Aunque quizá la convulsión que acompañó el día a día impide valorar en su justa medida lo realizado. Veamos.

El Sevilla se codeó con los grandes en la Liga de Campeones. Dinamitó al Manchester de Mourinho y compitió con el todopoderoso Bayern de Munich. Además, sumó otra final de la Copa del Rey y logró el pasaporte para disputar su competición preferida: la Europa League. Si estos resultados no se pueden calificar como destacados, habrá que recapacitar acerca de la confusión entre la exigencia acertada y la ambición disparatada. Posiblemente, la convulsión que rodeó al equipo en algunos momentos impide hacer valoraciones justas. El hecho de que por el banquillo pasaran hasta tres entrenadores, después del fracaso por la apuesta por Berizzo, la mala imagen que ofreció el equipo ante el Barcelona en la final de la Copa del Rey y las cruda guerra accionarial que se levantó y que acabó con una carga contundente de parte del accionariado contra el presidente José Castro han servido para manchar, de alguna forma, el expediente que se cierra con nota. Con una nota muy alta en el capítulo deportivo y también en el económico, con un club saneado y con mucho dinero en el banco. Es tiempo de bonanza para el Sevilla.

No obstante, el año se cierra con el escándalo que se generó en la pasada Junta General de accionistas una vez que se comprobaron los movimientos que los máximos accionistas estaban llevando a cabo para vender el club. Sin duda, esta operación, que en este momento, parece marcará dentro del sevillismo el arranque de 2019. Pero de eso ya habrá tiempo para hablar. Ahora, es momento de echar la mirada atrás y valorar el éxito logrado entre tanta convulsión.

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