El Betis en 2018: el Betis de Serra y de la exigencia
Setién ha hecho del equipo el cuarto mejor del año en puntos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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2018 ha sido el año del despegue. Sin duda, se han dado pasos adelante muy importantes que vienen comandados por la irrefutable figura de Lorenzo Serra Ferrer. Su idilio con el Betis sigue intacto y, desde su llegada, ha vuelto a demostrar que su presencia en el club es símbolo de crecimiento y de acierto. Dos planificaciones le ha bastado al de Sa Pobla para destapar las vergüenzas de sus antecesores que llegaban a Heliópolis con la vitola de gurús futboleros y que terminaron más escaldados que otra cosa. La presencia de Serra ha hecho crecer también a sus compañeros de viaje. Presidente y vicepresidente, Ángel Haro y José Miguel López Catalán, han sabido subirse al carro ganador de Don Lorenzo. Siguiendo sus consejos, ambos han apostado por delegar en lo deportivo y ayudar en lo económico, y muy bien que lo han hecho. Es el secreto de un Betis más compacto, más ambicioso y que pone menos excusas ante la derrota. Es el carácter que hacía años no se veía por La Palmera y que ha regresado, esperemos para no marcharse más.
Y en este año de ilusión emerge, como no podía ser de otra forma, la imagen de un técnico que maravilla fuera de Sevilla y que, a pesar de sus enormes números, (ha hecho de su equipo el cuarto mejor de 2018) sigue siendo exigido y apretado aquí en Sevilla. Cómo ha cambiado el panorama. A Setién hay que reconocerle haber dotado a su plantel de un estilo inconfundible, haber logrado y estar logrando objetivos altos y no cejar en su empeño de mantener su personalidad. Pero este Betis es distinto, la grada aprieta, ve a los jugadores que hay en el campo y quiere más, reconoce que hay mimbres para soñar y no se detiene en el elogio fácil. Este carácter exigente es lo que puede hacer del Betis del futuro un Betis grande, un Betis que llegue arriba para quedarse. Ese es el objetivo. Todos han tenido su parte de acierto y todos tienen su responsabilidad para lo bueno y para lo malo, pero con Serra al frente el trabajo de los demás siempre es más sencillo. La exigencia por bandera.