Para mantener la categoría, parece suficiente...

El Sevilla apagó la luz el último día del mercado sin novedades. La petición pública e inesperada de García Pimienta quedó sin respuesta. De manera sorprendente y quizá precipitada, el técnico había expuesto la necesidad de reforzar el lateral izquierdo. Sin embargo, no encontró ninguna reacción por parte del club, por lo que ahora tendrá que asumir su falta de autoridad. Es una trampa en la que él mismo cayó. La misma en la que han tropezado los dirigentes, quienes prometieron fichajes y sustitutos si se producían salidas. Se marchó Barco y no llegó nadie… ¿Qué necesidad tenían de quedar en entredicho?

Lo cierto es que el mercado se cierra con la llegada de Vargas y Adams. La inversión de 8 millones de euros es interesante, pero en parte sirve para corregir el desastre del verano. El suizo llega para cubrir la baja de Ocampos y compensar también la salida de Navas. Por su parte, Adams viene al rescate de un fiasco llamado Iheanacho. Las devoluciones del nigeriano y del argentino se convierten en otro capítulo destacado de la nueva dirección deportiva.

El club ha decidido no modificar nada en la línea defensiva, pese a que Gudelj sigue jugando como central y a la lesión de Nianzou. La defensa queda sostenida con alfileres ante una posible lesión de Badé.

Con Lukebakio convertido en la estrella y sin un objetivo ambicioso más allá de mantener la categoría, parece que el club ha optado por no tocar nada más. Con esas aspiraciones, quizá no les falte razón. Solo queda esperar a que suene la flauta.