Un estudio pone muestra la importancia de las plantas medicinales para los monjes de La Cartuja de las Fuentes

La reintroducción de las plantas medicinales en el recinto es uno de los proyectos que tiene la Diputación Provincial de Huesca dentro de los planes en el espacio monacal

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Redacción COPE Huesca

Huesca - Publicado el

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El objetivo es recrear algunos pasajes de la vida monacal, siendo el cultivo y cuidado de las plantas parte del día a día de los monjes. Para ello, la institución encargó un estudio etnobotánico en el que se estudiaran qué plantas empleaban los cartujos y cuáles siguen hoy en día presentes en el interior de la Cartuja.

Para su realización se dividió el recinto en 6 zonas, 4 de ellas intramuros: las celdas del lado oeste, el claustro principal, el patio de obediencias y las zonas exteriores; y otras dos extramuros: la Fuente del Milagro y los huertos, y la sarda exterior.

José Luis León, autor del estudio, ha puesto de relieve el elevado número de especies exclusivas encontradas en la zona de las las celdas, “plantas muy raras en el territorio donde se asienta la Cartuja”; también el papel medicinal del claustro principal, donde destaca la presencia de boj, “utilizado para las fiebres tercianas, una enfermedad que sabemos sufrieron los monjes de la Cartuja de Las Fuentes”. Para tratar esa enfermedad, conocida en la actualidad como paludismo, los monjes utilizaron también el marrubio, planta muy abundante en el patio de obediencias, como también lo es el pepino del diablo usada como purgante.

En cuanto a la Fuente del Milagro y sus huertos, León ha señalado los diferentes usos de las plantas encontradas en estas zonas: moreras, manzanos o cerezos para consumo o como medicinales y “especies muy raras, con clara vocación ornamental y de sombra”, como acacias, morera de papel o bonetero del japón entre otras.

José Miguel Pesqué, encargado de los equipos de actuación en la Cartuja de las Fuentes, ha explicado que “el estudio se realizó entre los meses de marzo y octubre de este año, antes de iniciar, en los próximos meses, el proceso de limpieza de los dos espacios interiores menos alterados del conjunto (el claustro y el patio interior del edificio de obediencias)”.

“Durante esos seis meses, se han encontrado plantas con propiedades anestésicas, antirreumáticas, para abrir el apetito, depurativas, expectorantes, refrescantes, estimulantes, astringentes o para el estómago”, ha añadido. “Casi con todas seguridad podemos deducir que existió una botica en la Cartuja aunque no hay de enfermería ni rentas para costearla y se asiste a los enfermos en sus celdas y habitación” tal y como recoge el libro de actas el día 29 de enero de 1794.

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