La riqueza del jazz más moderno en un mismo territorio

En música, pero también en la vida, Conxa Trallero recordaba que la velocidad con la que hay que leer el texto no viene marcada, ni tampoco su intensidad a la hora de hacerlo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En música, pero también en la vida, Conxa Trallero recordaba que la velocidad con la que hay que leer el texto no viene marcada, ni tampoco su intensidad a la hora de hacerlo. Cual imaginario colectivo, existe de fondo una simbolización gráfica de todos los sonidos, en busca del entendimiento en base a las diferentes notaciones musicales. Esto mismo se consiguió en tiempo récord. Fue en la actual residencia de músicos en Jaca, a mayor gloria de este arte universal que hermana a los pueblos, a quienes lo crean y a quienes lo escuchan.

El Proyecto de Cooperación 2018 Casawasqa XXI, del XXVII Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) de la Diputación de Huesca, es una vez más una coproducción con el Festival L'Boulevard de Marruecos. En este caso la intensidad fue un grado, y quizá sea uno de los sellos que mejor defina a la nueva propuesta, marcada por la cantidad y calidad de las percusiones y el sofisticado trabajo del DJ, así como la preciosa cuerda marroquí, en mágico y brillante contraste con los contundentes metales, la trompeta y el saxo, amén de la melodía del teclado y una pizca (larga) de entusiasmo.

Un sonido brillante

Casawasqa XXI ha dado sus primeros pasos gracias a Gerardo López, trompeta y codirección, Pablo Posa, batería, Fernando Lleyda, saxos y clarinete, Abdellah ben Charradi, voz, guembri, outar, mandola y codirección, Mr. ID, bases y discjockey, Simo Babara, percusiones. En tiempos culturalmente tan interesantes como los de ahora, donde la fusión es una vez más el nuevo terreno para la innovación, el paso atrás a las raíces —las del jazz, pero también las más cañís— y el paso adelante al descubrimiento del otro —sus referentes y sus sonidos—, consiguen que este pasodoble pueda albergar muchas alegrías como las que se escucharon en la Ciudadela de Jaca.

Fue como mirarse al espejo y conversar con los instrumentos por delante. Por la Plaza Polvorines desfilaron ritmos de discoteca sin fronteras —en obertura y epílogo—, a la par que magníficos paisajes sonoros en la fusión mágica del jazz más animado —enérgico y energético —, que con gran maestría Casawasqa XXI supo combinar con temas más serenos —aunque con el mismo listón en el tono—, como la balada marroquí de sonidos blues en Nostalgic, el pop árabe de Nas i Nas —que fue cantada también en italiano—, o el tecno de Jacablanca, toda una declaración sonora para el buen rollo.

La empatía del trompetista

El humor fue una constante desde la empatía de Gerardo López con el público, y también en el bautismo de temas como St Lawrence, versión funky de la copla a San Lorenzo con love story incluido modo aïta, fusión urbana y procesada junto a la tradición más marroquí, o como Pulida Magallonera, sonidos marroquíes para un tema homenaje al trabajo en el campo donde se canturrea la melodía de la conocida jota de La olivera. Una joven banda también sensible a cuestiones sociales como la emigración en la bailable Gnawa Trance.

Casawasqa XXI dará su primer concierto en Marruecos en el Instituto Cervantes de Casablanca el 19 de septiembre, y cuatro días más tarde actuará en el marco del Festival L'Boulevard. Ojalá pudiéramos estar allí para seguir disfrutando de su música. Se trataba de compartir la riqueza del jazz más moderno en el mismo territorio, el de la música o, lo que a veces es lo mismo, el de la fraternidad.

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