Radiografía de las infraestructuras en la provincia de Teruel: Palabras que se lleva el viento

Este jueves en COPE repasamos las infraestructuras como carreteras o trenes, y la situación en Teruel es muy preocupante

Pablo Fernández Pujol

Teruel - Publicado el

5 min lectura

      
      
             
      

La provincia de Teruel, una de las menos densamente pobladas de España, enfrenta desde hace años un importante desafío en materia de infraestructuras. El aislamiento y las dificultades de conexión han sido un factor determinante en la despoblación que ha afectado a buena parte de sus municipios. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un creciente interés en mejorar las infraestructuras de transporte, tanto por carretera como por tren, para fomentar el desarrollo económico, turístico y social de la región. Pero, por lo que parece, de momento solo es eso, interés.

CARRETERAS: LA ARTERIA PRINcipal

Las carreteras constituyen la principal vía de comunicación de la provincia de Teruel. A pesar de algunas mejoras en las últimas décadas, la red de carreteras sigue siendo insuficiente en términos de calidad y conectividad, en especial en las zonas más rurales y despobladas.

La Autovía Mudéjar (A-23) es la columna vertebral de las conexiones por carretera en Teruel. Esta vía conecta la provincia con Zaragoza hacia el norte y Valencia hacia el sur. A lo largo de los años, la A-23 ha sufrido retrasos y dificultades en su construcción, especialmente en el tramo entre Teruel y la provincia de Castellón. A día de hoy, se ha completado gran parte de la autovía, pero todavía quedan algunos puntos conflictivos por resolver, especialmente en la mejora de la seguridad y la fluidez del tráfico en ciertas secciones montañosas.

Otra arteria importante es la N-234, que une Sagunto con Burgos, pasando por Teruel y Zaragoza. A pesar de su relevancia, la N-234 sigue siendo mayoritariamente una carretera convencional de doble sentido, lo que provoca retenciones y problemas de seguridad en algunos tramos, especialmente en aquellos que presentan curvas peligrosas o escasa visibilidad. Se han planteado diversas actuaciones para desdoblar esta vía en algunos tramos o construir variantes que eviten pasar por el centro de pueblos pequeños, pero muchas de estas iniciativas aún están en fase de proyecto o son lentas en su ejecución.

Además, el acceso a las comarcas más alejadas, como las sierras de Albarracín o el Maestrazgo, depende de carreteras secundarias, a menudo estrechas, lo que agrava el aislamiento de estas zonas. La mejora de estas vías es fundamental para garantizar un acceso más seguro y cómodo tanto para los residentes como para los turistas.

PALABRAS QUE SE LLEVA EL VIENTO

Las infraestructuras del transporte son la columna vertebral del cuerpo económico y social. El desarrollo demográfico y la riqueza no se entienden sin una buena red ferroviaria y de carreteras que estructuren el territorio. Que es exactamente lo que le falta a la provincia de Teruel.

      
             
      

Teruel tiene una situación excepcional estratégica. Es un hecho, está muy bien posicionada en ese Corredor Cantábrico-Mediterráneo. No obstante, no se puede aprovechar si no hay infraestructuras. 

La ampliación de la A-68 hacia el Bajo Aragón, clave para vertebrar la provincia, con años de retraso. La A-40, para conectar con Cuenca y que conllevaría llegar a Madrid, descartada. Y la A-25, que uniría Alcolea del Pinar con Monreal del Campo, y que también serviría para conectar la capital turolense, se opta por un carril más en la carretera nacional. 

Teruel sigue siendo la única capital de provincia de España sin conexión directa por carretera con Madrid.

      
             
      

EL TREN: CRISIS

El sistema ferroviario de Teruel es quizá el punto más débil de sus infraestructuras. La provincia se encuentra en la línea Zaragoza-Valencia, un trazado de gran importancia para las conexiones entre el interior y la costa mediterránea, pero que ha sufrido un grave abandono en términos de inversión y modernización.

El tren que conecta Teruel con Zaragoza y Valencia, conocido popularmente como "el tren de Teruel", es un servicio lento, obsoleto y plagado de incidencias. Las principales críticas de los usuarios se centran en la falta de electrificación de la línea, lo que obliga a utilizar trenes diésel con un rendimiento y velocidad muy por debajo de lo necesario. El viaje entre Zaragoza y Teruel, si hay retrasos, puede superar las tres horas, a pesar de ser una distancia relativamente corta.

Además, la falta de frecuencias y la baja calidad de las estaciones contribuyen al desuso de este medio de transporte entre los habitantes de Teruel. Las estaciones intermedias, como las de Calamocha o Caminreal, apenas tienen servicios, lo que desincentiva el uso del tren en zonas rurales.

      

En cuanto a la línea ferroviaria de mercancías, existe una creciente demanda para potenciar la línea Zaragoza-Valencia como corredor logístico, especialmente para el transporte de productos industriales entre Aragón y los puertos del Mediterráneo. Sin embargo, la falta de modernización de la infraestructura y la escasa capacidad de la línea han limitado su crecimiento.

Y otro dato, cuando nació la Cámara de Comercio de Teruel, en 1899, se reclamaba un ferrocarril digno a la capital turolense. Pues 125 años después, por increíble que parezca, seguimos así.

EL FUTURO, INCIERTO

A pesar de los problemas históricos de infraestructuras, Teruel ha comenzado a ver mejoras significativas, gracias a la presión social y política. Uno de los proyectos más ambiciosos es la electrificación y modernización de la línea ferroviaria Zaragoza-Teruel-Sagunto, que busca aumentar las frecuencias, reducir los tiempos de viaje y hacer más competitivo el corredor para el transporte de mercancías.

En cuanto a las carreteras, el plan es continuar con las obras de desdoblamiento y mejora de la A-23, con el objetivo de completar todos los tramos y facilitar la conexión con Valencia y el resto de España. También se espera la ejecución de obras en la N-232, que conecta Alcañiz con Zaragoza, para mejorar la conexión del Bajo Aragón con el norte de la provincia.

Aún queda mucho por hacer para que Teruel esté verdaderamente conectado y pueda superar los efectos del aislamiento. El futuro dependerá de la capacidad para ejecutar estos proyectos y atraer más inversión en infraestructuras, lo que sería clave para frenar la despoblación y mejorar la calidad de vida en la provincia.

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