Teruel da su último adiós al Papa Francisco

La Catedral de Teruel se llenó el sábado de fieles, sacerdotes y religiosos de toda la diócesis para rendir homenaje y despedir al Papa Francisco en una emotiva misa exequial. La celebración, presidida por el Obispo de Teruel y Albarracín, don José Antonio Satué, estuvo marcada por la profunda emoción y la reflexión sobre la vida y legado del pontífice argentino. A la celebración acudieron numerosas autoridades como la alcaldesa de Teruel, Emma Buj; el presidente de la Diputación Provincial de Teruel, Joaquín Juste; y el subdelegado del Gobierno en Teruel, Enrique Gómez. La Polifónica Turolense junto al órgano pusieron la música a la ceremonia.

Durante la homilía, don José Antonio expresó conmovido: «Hoy, ciertamente, el tono de esta misa es triste, pues celebramos el funeral de una persona muy querida: el papa Francisco. Y esta celebración nos permite, en primer lugar, expresar y compartir nuestro dolor, para que no se nos atragante y no llegue a enfermarnos el alma y el cuerpo».

El Obispo destacó cómo el Papa Francisco ha cuidado con ternura a muchas personas a través de gestos sencillos pero llenos de amor, como llamadas telefónicas, cartas escritas a mano y acciones que han tocado corazones en todo el mundo. Además, resaltó la importancia de la confianza que el pontífice transmitía, recordando que su vida no estuvo en sus manos, sino en las de Dios, lo que le permitió mantener siempre la alegría y el buen humor incluso en momentos difíciles.

Don José Antonio invitó a los presentes a reflexionar sobre qué ha significado para cada uno la cercanía y las palabras del Papa Francisco, y cómo su legado continúa sembrando esperanza en corazones de distintas personas, incluso aquellas alejadas de la Iglesia. Destacó como para él, a través del papa Francisco, «Dios ha grabado en mi corazón dos palabras: cuidado y confianza».

La misa también fue un momento para recordar que la muerte no es el final, sino una promesa de vida eterna junto a Dios, como nos asegura la resurrección. El Obispo animó a todos a abrirse a la experiencia del Resucitado, que está presente en cada uno de nosotros y en los gestos de amor y solidaridad que realizamos en nuestro día a día.

Al concluir la ceremonia, los asistentes expresaron su gratitud por la vida del Papa Francisco y su testimonio de amor y sencillez. La celebración en la Catedral de Teruel fue un acto de fe, esperanza y memoria, que invita a todos a seguir sembrando semillas de amor y cuidado en sus vidas, en honor a un líder que dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia y del mundo.