Un total de 120 niños saharauis llegan a Aragón en busca de unas 'vacaciones en paz'

Ya ha comenzado el verano y con ello las vacaciones para los más pequeños. También las vacaciones para los niños saharauis que, un año más, van a venir a Aragón. Esta mañana se ha presentado una nueva edición del programa 'Vacaciones en Paz' en el Ayuntamiento de Zaragoza.

Allí hemos estado conociendo a los peques que han venido a nuestra región. Son un total de 120 los que llegan a Aragón, de los cuáles 45 se quedan en Zaragoza. Hemos estado con ellos y también con sus familias, a las que también hemos conocido. Son peques de 8 y 9 años que llegan procedentes del campo de refugiados de Tindouf.

Allí, por desgracia no viven en las mejores condiciones y el hecho de venir aquí trasciende más allá de unas simples vacaciones. Desde allí nos lo ha contado Oriol Gabín, técnico de proyectos en ARAPAZ. Explica que el proyecto tiene tres patas. Les van a dar mejor cobertura sanitaria, una dieta más completa que la que tienen en su día a día y va a servir para generar conciencia.

Mira y es interesante también que en este programa se intenta que esos niños estén durante 3-4 veranos con las mismas familias. La idea es que se mantenga esa estabilidad para crear esos vínculos y esos lazos.

Conociendo a las familias

Esas familias también han estado este lunes en el Ayuntamiento. Hemos hablado con David Vicente Gómez. Lleva tres años actuando como padre de acogida. Es el tercer verano, por tanto, que van a pasar con Abdalah, el niño que tienen acogido. Lo primero que nos ha contado es qué significa para ellos esta experiencia.

Todos ganan porque "los pequeños son felices de estar aquí, son serviciales, nos ayudan y nos dan mucho cariño" y también para las familias porque "nuestros hijos también aprenden los valores" de los que hacen gala estos niños y niñas de acogida. Y sobre todo, David también nos ha explicado qué les aporta la experiencia, ya no a los niños, sino a las propias familias.

Y los más pequeños. Su alegría se ha reflejado por la forma que han tenido de correr por ese Salón de Recepciones del Ayuntamiento de Zaragoza. Pura alegría. Hemos hablado con alguno de ellos y, aunque con timidez, sus rostros también reflejaban esa felicidad por estar de nuevo en Aragón y Zaragoza.