El Arzobispo de Oviedo bendice los óleos y agradece su labor a los sacerdotes en la Misa Crismal
Más de un centenar de curas han renovado sus promesas en la Catedral de Oviedo y se vuelven a estrenar con "ilusión confiada"
Oviedo - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
La Catedral de Oviedo ha sido testigo un Martes Santo más de la renovación de promesas de los sacerdotes de Asturias y la bendición de los Santos Óleos que se distribuyen por las parroquias para la celebración de los sacramentos. La tradicional Misa Crismal ha estado presidida por el Arzobispo de la Diócesis, Monseñor Jesús Sanz Montes, que ha pedido al centenar de religiosos presentes en el templo un "sí tan sinceramente renovado que se vuelva a estrenar con una ilusión como aquella primera vez cuando nos impusieron las manos".
Un centenar de sacerdotes ha renovado sus promesas
En su homilía, Sanz Montes ha tenido un recuerdo para los nueve sacerdotes que han fallecido en el último año y ha tenido palabras de gratitud tanto para los curas de más edad, como los más jóvenes en el ministerio, los 198 que "he debido enterrar" en Asturias, los 40 que ha ordenado y los 13 diáconos permanentes.
"No caducan las entregas cuando con libertad hemos ofrecido el sí de nuestra fidelidad a la vocación", ha afirmado ante los presentes.
Bendición de los Santos Óleos
Las ánforas que contienen los Santos Óleos bendecidos durante la Misa Crismal también han ocupado un lugar destacado en la Catedral de Oviedo. El Arzobispo ha afirmado que "forman parte de la materia de varios sacramentos y tienen un alto significado humano y eclesial que ponen encomienda a nuestras manos de parte de Dios y de su Iglesia".
Las ánforas con los Santos Óleos colocadas frente al altar mayor
Recuerdo para las víctimas de Moscú, Ucrania y Gaza
Sanz Montes también ha recordado durante la homilía las palabras del papa Francisco sobre la tragedia del atentado terrorista de Moscú, la guerra de la martirizada Ucrania sin olvidar la Franja de Gaza. A esas tragedias se ha referido como "heridas por el deterioro constatable en una sociedad que sigue adelante su discurso prescindiendo de Dios y, por lo tanto, haciéndolo desde la extorsión y la mentira, la corrupción política impune con las leyes amañadas en un trucado estado de derecho fallido".