Una investigación de la Universidad de Oviedo ayudará a reducir el impacto de la avispilla en los castaños

La avispilla o "Dryocosmus kuriphilus" es una plaga originaria de China, que fue detectada por primera vez en España en 2012

Uno de los castaños estudiados

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El impacto de la avispilla (Dryocosmus kuriphilus) sobre el crecimiento de los castaños es menor en plantaciones espaciadas que en masas de monte bajo. Esta es la principal conclusión de una investigación en la que participa la Universidad de Oviedo, que ha sido publicada recientemente en Frontiers in Forests and Global Change, una revista de máximo impacto en su área del conocimiento.

El estudio, realizado con datos de 16 plantaciones diferentes, justifica esta diferencia en la menor competencia existente entre los árboles por la luz y el agua y en la mayor disponibilidad de nutrientes en las masas de monte bajo frente a las plantaciones espaciadas, lo que compensaría los efectos negativos de la avispilla sobre el crecimiento de los castaños.

El profesor Pedro Álvarez Álvarez, del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo, recuerda que la avispilla del castaño, cuyo nombre científico es Dryocosmus kuriphilus, es una plaga originaria de China muy importante para el castaño en todo el mundo. En España, se detectó por primera vez en Cataluña en el año 2012 y, desde entonces, se dispersó por toda la Península Ibérica hasta el punto de que está presente actualmente en todas las zonas del país donde existen masas de castaño. En Asturias, fue detectada, por primera vez, en el año 2014, en una parcela del SERIDA, situada en la Finca Experimental La Mata, en Grado.

Este investigador, uno de los firmantes del estudio, subraya que esta plaga induce la aparición de agallas en los árboles que, cuando ocurren en las hojas, disminuyen la superficie foliar y, cuando suceden en los brotes, limitan o anulan su crecimiento. “Como consecuencia de estos efectos, habitualmente tiene lugar una disminución de la biomasa fotosintética y del vigor de los árboles. Además, el reemplazo de los tejidos vegetales afectados por el insecto demanda recursos por parte del árbol, influyendo en sus patrones de asignación de recursos, lo que conlleva una disminución en el crecimiento en diámetro”, afirma el profesor.

Estudios previos al ahora publicado ya habían cuantificado el efecto de la avispilla en diferentes producciones que ofrecen las masas de castaño, especialmente la castaña. En el caso de la producción de madera, los dos únicos trabajos realizados hasta el momento apuntan una reducción del crecimiento en diámetro de hasta un 60%. Los resultados de ambos estudios están basados en datos de masas italianas procedentes de brote de cepa, el denominado monte bajo de castaño, caracterizadas por densidades superiores, en general, a 1000 árboles por hectárea.

Sin embargo, no se había estudiado hasta el momento el efecto de la plaga en masas de menor densidad, como son las procedentes de plantaciones con orientación de producción de madera o mixta de fruto y madera, en las que la densidad de plantación no supera los 600 árboles por hectárea. “Muchas de estas plantaciones se han llevado a cabo en los 10 o 20 últimos años en el noroeste de España, en zonas antes ocupadas por prados u otros cultivos agrícolas, por lo que la calidad del terreno es, en general, muy buena”, apunta el investigador.

Seguimiento durante cuatro años

En este trabajo, se utilizaron datos procedentes de 16 parcelas situadas en el centro de la provincia de Lugo y a las que se realizó un seguimiento de su crecimiento en diámetro y del nivel de ataque por avispilla durante cuatro años. A pesar de que el nivel de ataque fue elevado en la mayoría de las parcelas en la mayoría del periodo analizado, la reducción del crecimiento anual achacable a la plaga no superó el 15%, su media se situó en el 10%, es decir, muy inferior al observado en masas densas de monte bajo.

“Estos resultados son consistentes con la hipótesis denominada en ecología del continuo compensatorio, que supone que la probabilidad de compensación del crecimiento por efectos de los herbívoros aumenta a medida que disminuye la competencia entre los árboles (principalmente por luz y agua) y aumenta la disponibilidad de nutrientes”, subraya. Dicho de otro modo, “estos resultados se justificarían porque los árboles de las masas estudiadas tienen mucha menos competencia por la luz que las masas de monte bajo de Italia, y porque están instaladas en antiguos terrenos agrícolas de buena calidad y elevada disponibilidad de nutrientes”, añade.

Este trabajo fue realizado dentro del proyecto de investigación Evaluación de la distribución y daños de Dryocosmus kuriphilus, plaga del castaño, en el noroeste ibérico: biología, fenología y control natural por parasitoides nativos, financiado por el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2013-2016. En la investigación, han participado investigadores de las universidades de León, Santiago de Compostela y Oviedo, en este caso, a través del profesor de la Escuela Politécnica de Mieres, Pedro Álvarez Álvarez.

Plantación de castaños