Abren juicio oral contra el conductor del ALSA siniestrado en Avilés con cinco muertos
La Fiscalía solicita 4 años de cárcel para el chófer que, presuntamente, condujo el vehículo a pesar de que sabía que no podía hacerlo por la epilepsia que padecía y su medicación
Asturias - Publicado el - Actualizado
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El juzgado de primera instancia e instrucción de Avilés ha decretado la apertura de juicio oral contra el conductor de un autobús accidentado en 2018, que se saldó con cinco pasajeros muertos y catorce heridos, para el que la Fiscalía pide cuatro años de cárcel e indemnizaciones por 1,4 millones de euros por un delito de homicidio por imprudencia grave, otro de conducción con desprecio de la vida y doce de lesiones.
El auto mantiene la libertad provisional sin fianza para el acusado y requiere una fianza por el importe de la indemnización solicitada tanto a la aseguradora Allianz como a la empresa de transportes ALSA como responsable civil subsidiario.
Según la Fiscalía, el acusado conducía el autobús a pesar de conocer que no podía hacerlo a causa de la epilepsia que padecía y la medicación que tomaba, circunstancia que él sabía pero que ignoraba la empresa.
El accidente
El accidente tuvo lugar sobre las 13:40 horas del 3 de septiembre de 2018, cuando el autobús circulaba por el único carril que estaba habilitado en la carretera AS-392, ya que la vía estaba en obras y tenía el carril izquierdo cerrado al tráfico y delimitado con barreras laterales.
La calzada tenía limitada la velocidad a 90 kilómetros por hora, pero debido a las obras que estaban perfectamente señalizadas estaba fijada en aquel momento en 70 kilómetros por hora y la investigación constató que el autocar, con 19 a bordo de los que tres hombres de 78, 75 y 59 años y dos mujeres de 55 y 52 años murieron en el acto y otros 14 resultaron heridos, circulaba a 95 kilómetros por hora.
Al llegar a un tramo curvo con la calzada seca y con perfecta visibilidad, el chófer invadió el carril cortado para la circulación y, tras arrastrar las barreras laterales indicativas de las obras, circuló durante 520 metros sin desviarse hasta chocar contra una pilastra de apoyo al paso elevado que construía sobre la carretera.
Tras el accidente, el acusado manifestó que había padecido una pérdida de consciencia y agarrotamiento muscular producto de una crisis epiléptica que le había impedido controlar el autobús y evitar la colisión, una circunstancia que no había comunicado a la empresa.
La historia de José y Miguel
El siniestro dejó otras historias bonitas, como la que contó Ángel Expósito en La Linterna. La protagoniza José, un minero jubilado de Mieres que iba a comer con su mujer para celebrar el aniversario de su boda. Se encontró el accidente mientras conducía, paró el coche y salió a ayudar.
Descartó a los heridos más graves, porque no podría hacer nada por ellos, y se acercó a Miguel. Estaba inconsciente y sangraba por la nariz. No se separó de él ni un momento. Le despertó, le preguntó su nombre y le explicó la situación para tranquilizarle. Después le prestó su móvil para que hablase con sus padres y estuvo acompañándole hasta que los Servicios de Emergencia pudieron rescatarle.