Roban en una cafetería de Avilés y un camarero alucina al ver lo que hacen los ladrones en pleno atraco
Dos cacos han entrado en el centro sanitario San Agustín, de madrugada, con guantes de látex y la cara cubierta para evitar ser identificados por las cámaras de seguridad
Asturias - Publicado el
2 min lectura
No ha sido el robo del siglo. Y no queda claro, a medida que se conoce lo que ha pasado, si estaba muy preparado... o no. A priori, el asalto que ha sufrido la cafetería del hospital San Agustín, en la ciudad asturiana de Avilés, parece básico: los ladrones entran de madrugada con la cara cubierta y se llevan el dinero de la caja registradora.
Podría ser el esquema de cientos de robos que se cometen, cada año, en España. El resumen de este hace que parezca de lo más corriente. Todo parece normal.
Pero el asalto tiene su miga... Los ladrones entraron por la puerta de la calle que da acceso directo a la cafetería. Es acristalada, tiene dos hojas y los cacos tuvieron la pericia de forzarla sin llegar a romperla. A su sigilo, para evitar que alguien se pudiese dar cuenta del robo, se suma la ubicación de la cafetería, muy buena para no ser vistos. Por esa zona, no suele pasar gente (y menos de madrugada) y, además, no se puede ver desde los alrededores del hospital; ni siquiera desde la carretera que circunvala el hospital.
Un refrigerio antes de robar
Lo que no pudieron evitar es que las cámaras de seguridad del San Agustín registrasen sus movimientos... Pero iban preparados: entraron utilizando un pasamontañas para cubrirse la cara y no ser reconocidos; y llevaban también guantes de látex para no dejar huellas durante su fechoría.
Tal era su convencimiento de que no iban a ser cazados, que llegaron a encender las luces de la cafetería y se tomaron el robo con calma. De hecho, antes de robar la caja registradora, se tomaron unas botellas de Coca-Cola. Nueve, concretamente, que son los envases que encontraron los trabajadores, al día siguiente, al entrar en el hospital.
Una caja blindada
Tras el refrigerio, se pusieron manos a la obra, pero la caja registradora era de cobro automático o inteligente, en la que los clientes meten el dinero para pagar y la propia máquina les devuelve el cambio. Son cajas que detectan tanto los billetes falsos como las monedas falsas; y su objetivo es facilitar el trabajo al hostelero.
También aumentar la seguridad. Porque hace las veces de caja fuerte: es un cajón blindado que almacena dinero en su interior... por lo que no es fácil de abrir. Así que los ladrones serraron los tornillos que la mantenían anclada al suelo, la arrancaron y se la llevaron entera. Y no es pequeña ni ligera. Es "como un armario ropero".
Reventada... y vacía
La investigación iniciada, pocas horas después del robo (cometido en la madrugada del domingo al lunes), por la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Asturias ha dado sus frutos. Los agentes han encontrado la máquina, pero vacía. Los cacos habían conseguido su objetivo: reventarla y llevarse el dinero en su interior, unos 3.500 euros. El trabajo de los agentes continúa: la investigación sigue abierta para averiguar la identidad de los (en principio, dos; pero podrían ser tres) ladrones.