Llegan las 'Mareas de San Agustín': ¿Por qué se producen y qué efectos tienen?

Si estos días has ido o vas a las playas de Asturias, notarás que la marea alta sube más de lo habitual y que la marea baja en su caso, baja más de lo habitual. Esto unido a que el oleaje se hace más intenso. Es un fenómeno que siempre ocurre en las últimas semanas de agosto y por eso reciben el nombre de las 'Mareas de San Agustín', porque tienen lugar en torno al 28 de agosto. Aunque también se prolongan hacia septiembre y octubre. De hecho, en este 2024 las mareas más fuertes del año serán las de septiembre, seguidas de cerca por estas de agosto.

Un fenómeno que es habitual en el Principado y que tiene una explicación que desgrana César González-Pola, investigador del Centro Oceanográfico de Gijón: "La Luna y el Sol están exactamente alineados con el ecuador de la Tierra. Que es lo que sucede en los equinoccios. Hacia esta época del año, estas variantes en las mareas, tienen un extra". La atracción, ya de por sí genera las mareas, es mayor en esta época: "Tanto el agua como el aire tienen la capacidad de moverse hacia una atracción gravitatoria. Ese tiro no es igual en la parte más cercana de la Tierra hacia la Luna que en la más alejada. El agua o el aire trata de seguir ese tiro extra de la fuerza gravitatoria".

¿Afecta al oleaje?

Lo que más se nota en las playas es la diferencia entre las mareas, aunque la intensidad del oleaje también indica la existencia de estas mareas. Pero ese fenómeno no va ligado de la mano de la atracción: "Coincide cuando las mareas son muy grandes, que el mismo oleaje tiene mayor efecto. Porque las olas pierden la energía cuando rompen y rompen cuando la profundidad es menos de un cierto nivel. En una pleamar de una marea muy viva, el mismo oleaje que en una marea normal pasara desapercibida, puede tener más efecto".

¿Cómo se comporta el mar Cantábrico?

Si ya de por sí el Cantábrico es un mar peculiar para las mareas, lo es más ante este tipo de casos: "Las mareas del Cantábrico son grandes y van creciendo hacia el norte. De hecho, las de Saint-Michel o las del Canal de la Mancha son muy famosas, pueden ser de más de diez metros. Aquí en el Cantábrico, 4,5 no está nada mal".