Hogar temporal

Padres de acogida, el amor que transforma vidas

Enrique y Ana han convertido su hogar en un refugio temporal para pequeños que necesitan amor y estabilidad, brindándoles una segunda oportunidad en los momentos más difíciles de sus vidas

Yolanda Montero

Oviedo - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

Enrique Sánchez y su esposa Ana han dedicado los últimos 10 años de sus vidas a ser padres de acogida. Viven en Lugones, y su hogar se ha convertido en un refugio temporal para niños que, por diversas circunstancias, no tienen una familia propia en ese momento. Actualmente, cuidan al pequeño José, un bebé de 5 meses que lleva cuatro viviendo con ellos. “Abrimos la puerta y que venga para casa. Ya, con un besito, entró a formar parte de nuestra vida”, relata Enrique en COPE Oviedo

Para este matrimonio, cuidar de estos niños es algo más que un compromiso: es una misión llena de amor y esperanza. “No es normal que un niño esté en un centro; lo suyo es que esté en una familia, tenerlos en casa”, afirma con convicción.

El pequeño José, como todos los bebés, alterna momentos de inquietud con largos ratos de sueño, y Enrique no duda en bromear: “A veces da guerra y otras es para comérselo”. Pero más allá de las anécdotas cotidianas, Enrique y Ana tienen claro que lo importante es darles a estos niños un ambiente lleno de cariño, estabilidad y apoyo, algo que, como dicen, no se puede encontrar en un centro.

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Cuna

La experiencia de cuidar y dejar ir

En la última década, Enrique y Ana han acogido a nueve niños, y cada uno de ellos ha dejado una huella imborrable en sus vidas. Sin embargo, lo más difícil para ellos sigue siendo el momento de la despedida. “Sabes que es por su bien, que va para una nueva vida. Si vuelven con su familia biológica, es porque se ha solucionado el problema que había y ya no están en situación de vulnerabilidad”, explica Enrique.

Aunque no siempre pueden mantener el contacto con los niños después de que se marchan, en algunos casos siguen en comunicación. “Hablamos por teléfono y, a veces, nos vemos. Es muy bonito seguir sabiendo de ellos”, añade. Un ejemplo es un pequeño que ahora vive en el barrio de Oviedo y con quien conservan una relación cercana, lo que demuestra que los lazos creados durante el acogimiento pueden perdurar a lo largo del tiempo.

Enrique

Enrique y Ana, padres de acogida

El impacto del amor y una campaña que busca más familias

Enrique destaca la importancia de un entorno familiar para los niños más pequeños, especialmente en los primeros años de vida. “De 0 a 3 años son como esponjas. Necesitan amor, cariño, contacto, y eso no se encuentra en un centro, sino en un hogar”, asegura. Por esta razón, el Principado de Asturias ha lanzado recientemente una campaña para fomentar la figura de las familias de acogida en la región. En Asturias, 280 niños y niñas tutelados esperan encontrar un hogar temporal que les proporcione el apoyo que necesitan. La campaña subraya que no solo cambia la vida de los menores acogidos, sino también la de todos y cada uno de los miembros de la familia que les abre sus puertas.

      
             
      

Enrique y Ana son el vivo ejemplo de ello. A pesar del dolor que supone despedirse de cada niño, no dejan de ofrecer su hogar a nuevos pequeños. “Es adictivo. Cada vez que se va un niño decimos: ‘No cogemos más’. Pero a los 15 días ya estamos diciendo que queremos otro. Estos críos te dan tanto cariño que te enganchan”.

Antes de ser padres de acogida, tuvieron que pasar un proceso de formación y valoración. “No todas las personas valen para esto. Hay que tener claro hasta dónde llega tu labor y si tienes la fuerza para hacerlo”, explica Enrique. Pero para ellos, cada niño acogido ha sido una lección de vida y una experiencia inolvidable.

El trabajo de familias como la de Enrique y Ana pone en evidencia el enorme impacto positivo que el acogimiento familiar puede tener en la vida de un niño, ayudándoles a crecer en un entorno de amor y estabilidad, mientras les prepara para un futuro mejor.