Educador, independiente y futuro cocinero: así es Bamba, un migrante con una nueva vida en Canarias

El joven, de 24 años, llegó en 2018 en patera a las islas y gracias a la Fundación don Bosco se ha convertido en un ejemplo para el resto de sus compañeros

Toni Cerdá

Tenerife - Publicado el - Actualizado

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No fue fácil. Quien te diga que es fácil, no es verdad”. Así relata Bamba su travesía durante 5 días por el Atlántico hasta Canarias. En Senegal, su país de origen, este joven, de 24 años, era marinero, entonces conocía de primera mano las dificultades del mar. La de Bamba es una de tantas historias de migrantes que llegan a las islas y estructuran su vida gracias a la solidaridad de las asociaciones de ayuda a los migrantes y de su desempeño personal, pero, si cabe, esta es más importante. Él trabaja como educador y traductor en un centro de acogida de Tenerife.

Este senegalés llegó siendo menor, con 17 años. Sus primeros días en las islas fueron un caos: “Me metieron en el calabozo. No sabía hablar el idioma y pedí que me llevaran a hacer las pruebas óseas, que desvelaron que yo era menor de edad. Fue llevado a un centro de menores, donde contacté con la fundación don Bosco y compartí piso con más chicos en mi situación”.

En ese tiempo, Bamba aprovechó para comenzar a aprender el español, un idioma que, ahora, maneja perfectamente. Tal es así, que cuenta con 2 trabajos: el primero, en una empresa platanera de la isla de Tenerife y, el segundo, como educador y traductor en un centro de acogida de la isla. Bamba, encantado de que sus compañeros lo tengan como un referente: “Es muy duro tratar con personas que, a veces, han tenido que dejar a su familia por el camino. Necesitan a alguien que les entienda y que les diga que la vida continúa. Si ellos me ven como un referente, por la manera en que he acabado estructurando mi vida aquí, me sentiré orgulloso”.

Bamba, en estos momentos, cuenta con la residencia de forma regular en España, pero espera que, en los próximos años pueda conseguir, también, la nacionalidad. Esta sería la única manera de poder aspirar a uno de sus sueños: ser policía. Si no es posible, luchará para conseguir otra de sus ambiciones: abrir un restaurante con comida africana y canaria.

Se necesitan traductores

Como muchos otros migrantes, las peticiones de Bamba residen en la atención que reciben nada más llegan al archipiélago. Este joven, con 17 años, al poco tiempo de desembarcar, fue metido en el calabozo por desconocer el idioma. Esto, precisamente, es lo que busca evitar. Por ello, Bamba ha pedido en COPE Canarias la presencia de traductores, como él, que ayuden a la interlocución entre las autoridades y los migrantes y -además- ayuden a estos últimos a dar sus primeros pasos en las islas.

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