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CanBio alerta sobre el estado del mar y el futuro climático en Canarias
Una de las funciones más importantes de CanBio, es analizar cómo estos cambios van a afectar a las especies más amenazadas, las especies en peligro crítico de extinción
Canarias - Publicado el - Actualizado
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La semana pasada se presentaron los resultados científicos de los diferentes subproyectos que se acogen a CanBio; Que investiga los efectos del cambio climático en la biodiversidad marina y terrestre de Canarias y supone una inversión de tres millones de euros. Un fantástico ejemplo de la colaboración entre lo público y lo privado, le explicaba Javier Almunia, director de Loro Parque Fundación y coordinador de CanBio, a Mayer Trujillo en Herrera en COPE Canarias.
Javier Almunia incidió en que este proyecto, una iniciativa de Loro Parque, ha contado desde el principio con el apoyo del Gobierno de Canarias y gracias al cual han podido desarrollar este proyecto que es único y verdaderamente pionero en el ámbito nacional “de una colaboración público privada para la Conservación de la Naturaleza y para el estudio del cambio climático”.
Almunia hizo hincapié en que es mucho más difícil que la gente perciba los problemas asociados al cambio climático porque no es tan sencillo ver esos detalles: “la irregularidad de las lluvias la aparición de las lluvias torrenciales, la temperatura en el mar, pues como mucho lo podemos ver en la playa cuando vamos a la playa y notamos que el agua está algo más caliente y probablemente eso no le preocupe a la mayor parte de la gente”.
Sin embargo, a los animales que viven en nuestras costas -explicó Javier Almunia- “para ellos supone verdaderamente un cambio intenso al que tienen que adaptarse y muchos de ellos no van a poder hacerlo”, puede parecer algo trivial o poco importante, pero lo que ya se ha detectado en uno de los subproyectos es que alrededor de la isla de Tenerife se está viendo cómo cambian los organismos que en la costa norte, en un lugar donde lo más habitual era ver grandes formaciones de algas en los fondos rocosos, están apareciendo organismos que son más de un ambiente tropical. Cambian animales por plantas y esto lo que hace es que luego va a impactar a todo el ecosistema, “los peces que se estaban alimentando de aquellas algas que crecían en las rocas o que se estaban ocultando de los depredadores en aquellas que estaban las rocas ya no van a poder hacerlo” y ahora cuando cambia de una forma tan drástica la situación, pues no sabemos cómo va a afectar en cascada a todo el ecosistema costero.
Al subir la temperatura del agua del mar, aquellos animales que pueden moverse como los peces, como los cetáceos, pueden ir buscando los lugares que son los mejores para sobrevivir, tanto porque la temperatura es la más adecuada como porque existen las presas de las que se alimentan, pero “hay otros organismos que están fijados al sustrato, como en este caso, las algas que viven en fondos rocosos o muchos otros organismos que están pegados a las rocas o pegados al fondo que no son capaces de emigrar con esa facilidad”, no pueden atravesar las grandes profundidades marinas que hay entre las islas y el continente, y eso hará que no puedan adaptarse y acaben por desaparecer y aparezcan nuevas especies que vendrán desde latitudes más al sur, desde zonas más cálidas para las cuales este será ahora el lugar ideal en el que vivir.
En esencia, explicó Almunia, “una de las funciones más importantes de CanBio, es analizar cómo estos cambios van a afectar a las especies más amenazadas, las especies en peligro crítico de extinción, como los angelotes, los cazones…, cómo van a afectarles estos cambios y como habrá que modificar las acciones de conservación que hay ahora mismo para que puedan sobrevivir”.
El director de Loro Parque Fundación incidió en que podrían desaparecer especies que ahora son un elemento fundamental en la pesca y quizás las nuevas condiciones hagan que haya que adaptar la pesca a nuevas especies o también hay muchos parásitos o toxinas que se desarrollan en animales y que son habituales en pesquerías más tropicales y que aquí todavía no los conocemos, es el caso, por ejemplo, de la ciguatera, que se va extendiendo, un problema que tiene que ver con la acumulación de toxinas que es más de zonas tropicales, pero que, de repente, en los últimos años, empezamos a encontrar casos; y es probable que, igual que en tierra, vamos a estar expuestos a mosquitos tropicales, que no son habituales en las islas, que pueden ser vectores de enfermedades, “tenemos que estar preparados para nuevas circunstancias que nuestra estructura no las preveía”.
De los 11 proyectos de cambio, comentó Almunia, “tanto el ruido submarino, que está muy poco estudiado, como la forma en que el cambio climático va a afectar a los ecosistemas que tenemos actualmente y cómo se va a reflejar eso en el sonido, es una línea de investigación muy importante, muy interesante y creo que va a ser muy novedosa en los próximos años” y va a dar unos resultados verdaderamente importantes a la hora de tratar de conservar nuestra biodiversidad en el archipiélago.
Los ruidos que no existían en la naturaleza antes de la llegada del hombre, “sabemos que, al menos, entorpecen en la comunicación de las especies, y también dificultan a muchos animales marinos, que se orientan gracias al sonido y encuentran lugares adecuados para instalarse gracias al sonido, también están afectándoles de forma directa, no sabemos cuánto, no sabemos qué impacto está causando, de momento hay estudios teóricos y algunos resultados prácticos que han medido, como por ejemplo, los delfines, en algunos casos aumentan la intensidad de sus silbidos, para compensar ese ruido en algunas zonas”; se sabe mucho menos cómo afecta a los peces, que realmente son un elemento muy importante de nuestra economía, y creo que ese es el reto científico que queda en este momento, tratar de conocer mucho mejor, como está afectando el ruido a la estructura de nuestros ecosistemas marinos.