350 kilos de carne podrida llenan de mal olor una calle aledaña a la playa de Las Canteras

Estaban dentro de un restaurante que finalizó su actividad comercial

Redacción COPE Gran Canaria

Gran Canaria - Publicado el - Actualizado

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Los vecinos de la calle Ferreras, en Las Palmas de Gran Canaria, han tenido que soportar durante 15 días el hedor de más de 350 kilos de carne podrida, que se encontraba dentro de un establecimiento de restauración. Una situación que ha afectado a todos los comerciantes de la zona y que se resolvía este fin de semana cuando los bomberos entraron para llevarse de allí la mercancía caducada.

Según Ángel Borges, el responsable del negocio anexo, se trata de un restaurante que funcionaba muy bien, pero que tuvo que cerrar por la covid. Posteriormente distintas cuestiones judiciales hicieron que su actividad terminara de forma definitiva. El propietario debía entregar las llaves a final de mes, pero según el testimonio de este restaurador, decidió sacar las cosas que le interesaban, dejando el resto de enseres dentro, entre ellos la carne.

Su presencia se dejó notar pronto en el entorno, afectando el olor a carne podrida a toda la calle y al resto de establecimientos, como el de Ángel, que tuvo que cerrar debido a que no podía atender a sus clientes en esas condiciones. La sensación debía ser indescriptible, como nos contaba: “Si le sumas al calor, la peste y el mosquero, moscas grandes verdes, yo tuve que cerrar dos días”, señalaba.

Así estuvieron dos semanas en las que, a pesar de que avisaban a la policía, los agentes solo tomaban nota y hacían fotos al estar el local bajo los efectos de una sentencia firme. Ángel Borges aseguraba que se ha dejado una gran cantidad de dinero en espray, también uso ventiladores para orientar el mal olor, e incluso, tomó la decisión de poner una lona sobre la puerta y sellarla con silicona. Pero ni por esas el olor dejaba de sentirse en la zona.

Finalmente, este fin de semana un destacamento de bomberos acudía junto con la policía local y limpiaban con lejía la nevera, precintándola después con cinta adhesiva. Tras su intervención, la normalidad volvió a la zona.

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