Luis Zamorano: "Las cabinas telefónicas son un foco de infección y un punto de trapicheo"

El concejal del Distrito Isleta-Puerto-Guanarteme recuerda que las calles ganarán en amplitud y estética con la retirada de los 159 teléfonos públicos que quedan en la capital

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Las cabinas telefónicas desparecerán definitivamente en el 2023 tras casi cien años de existencia. Una noticia que despierta la nostalgia entre los mayores y que confirma el cambio tecnológico con la desaparición de elementos indispensables hace décadas.

El ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria tramita un permiso para que la empresa encargada de retirarlas lo haga sin necesidad de eliminarlas, cabina a cabina, como se ha venido haciendo en los últimos tiempos.

De hecho, son 59 las que se desmantelaron, una a una, en la zona de Las Canteras, la Isleta y Guanarteme y son un total de 159 las que quedan por retirar en los próximos meses. Las cabinas telefónicas se han convertido en un foco de infección, de actos vandálicos y de trapicheo y al retirarlas las calles ganarán en espacio y en estética. El concejal del Distrito Isleta-Puerto-Guanarteme, Luis Zamorano, valora positivamente la eliminación de las viejas cabinas de teléfono, habida cuenta del riesgo que suponen: “Las cabinas, por desgracia, se han convertido en un foco de infección y actos vandálicos, porque la gente rompe cristales, cortan los cables del aparato y los fluorescentes del soporte publicitario y es un riesgo que no se retiren”, señaló.

Zamorano recordó que cuando se vieron obligados a eliminar los primeras teléfonos públicos, empezaron por las inmediaciones de las Canteras: “En esa zona había varias cabinas en mal estado, porque la corrosión del mar se las comía, y en la calle Sagasta había dos que cuando las vi pensé que había que quitarlas inmediatamente, ya que afea la zona turística y es un riesgo grande”.

El uso de las cabinas se ha reducido de tal manera que se utilizan de manera residual y hace inviable su supervivencia en las calles: “Había una cabina en El Sebadal que se usaba sólo una vez al año, con los datos en la mano, y era un importante foco de suciedad”, explicó, antes de contar, con sorpresa, que “hasta que nos las retiramos, no nos dimos cuenta de que la calle se ensancha. Es increíble, pero quitas un obstáculo a la vista y se gana espacio, más allá allá del metro cuadrado que ocupa esa cabina”.

Por último, el concejal de Distrito aseguró que la retirada de las cabinas es una acción urgente que permitirá mejorar la seguridad de la zona: “En algunos casos, hay que retirarlas de urgencia, porque son un punto de trapicheo donde se esconden las dosis y uno va y otro viene...”.