Las camareras de piso reconocen que la profesión está tan precarizada que no existe relevo generacional

Miriam Barros, presidenta de Las Kellys insta a los operadores turísticos a cumplir la ley y mejoren las condiciones laborales de las camareras de piso

Javier Benítez

Gran Canaria - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

      
      
             
      

Las islas Canarias, destino turístico por excelencia, no obstante, esconde una realidad que golpea a las trabajadoras que sostienen gran parte de la industria hotelera: las camareras de piso. Estas mujeres, muchas de ellas con años de experiencia, sufren cada día las consecuencias físicas de un trabajo agotador que, lejos de mejorar, se ha vuelto más exigente con el crecimiento del sector turístico en la región. En medio de esta realidad, la normativa turística podría ser la clave para un cambio que alivie su situación.

Las cifras no mienten. Según estudios recientes, el 80% de las camareras de piso presentan problemas de salud relacionados con su trabajo, siendo las dolencias musculoesqueléticas las más comunes. Dolores de espalda, problemas en las articulaciones y fatiga crónica son solo algunos de los males que afectan a estas trabajadoras, cuya jornada diaria está marcada por la limpieza exhaustiva de habitaciones de hotel. En algunos casos, las condiciones son tan severas que terminan en bajas prolongadas o incluso en la incapacidad para seguir trabajando.

Camas elevables

Frente a esta crisis de salud laboral, una de las soluciones que se están evaluando en Canarias es la introducción de camas elevables en los hoteles. Estas camas permitirían a las camareras de piso reducir el esfuerzo físico al hacerlas más accesibles durante la limpieza y preparación. La medida no solo mejoraría la higiene postural de las trabajadoras, sino que también podría prevenir futuras lesiones en una profesión en la que cada movimiento cuenta. Sin embargo, esta propuesta aún está en discusión y depende de una modificación en la normativa turística que regule las condiciones laborales en el sector hotelero.

Miriam Barrios, presidenta de Las Kellys,el colectivo que representa a las camareras de piso, ha sido una de las voces más críticas y combativas en la lucha por la mejora de sus condiciones laborales. Barrios sostiene en Herrera en COPE Canarias con Javier Benítez que la implementación de estas medidas llega tarde para muchas de ellas. “Nosotras ya estamos destrozadas”, sentencia. En su opinión, la normativa debe cambiar pensando en la nueva generación de trabajadoras, para evitar que pasen por las mismas dificultades y secuelas físicas que han sufrido ellas. “Lo que queremos es que las chicas que vienen detrás no tengan que sufrir lo mismo que hemos sufrido nosotras”, añade con firmeza.

Los precios hoteleros suben, pero nuestros sueldos siguen igual

Además, Barrios denuncia otra situación injusta: mientras el precio de los hoteles ha aumentado, reflejando el auge del turismo en Canarias, los salarios de las camareras de piso han permanecido estancados. “Vemos cómo suben los precios de las habitaciones, cómo se llenan los hoteles, pero nosotras seguimos cobrando lo mismo. No es justo”, señala. Esta discrepancia ha generado frustración en el colectivo, que siente que su trabajo es fundamental para el funcionamiento de los hoteles, pero su reconocimiento económico y social está muy por debajo de lo que merecen.

Las Kellys también exigen que los empresarios hoteleros cumplan con la ley y reduzcan el uso de productos y elementos dañinos para la salud de las trabajadoras, como los químicos agresivos utilizados en la limpieza. Barrios ha sido clara: “Si no cumplen, que les obliguen a cumplir a través de multas y sanciones”. Para ellas, la clave no está solo en las palabras, sino en la acción contundente y efectiva por parte de las autoridades y los empresarios.

      
             
      

La situación de las camareras de piso en Canarias es un reflejo de las tensiones entre el crecimiento del turismo y la dignidad de los trabajos que lo sostienen. Mientras se espera que las reformas normativas lleguen a buen puerto, miles de trabajadoras continúan con jornadas extenuantes, arrastrando sus cuerpos y su salud, mientras la maquinaria turística de Canarias sigue su marcha imparable.