50 años de olvido: La historia de Bety, discapacitada que debe vivir en la casa de su hermana porque no puede acceder a la suya

Bety es una mujer con discapacidad que vive en el barrio capitalino de San Roque, que tras perder una pierna por un tumor, no puede entrar en su vivienda porque simplemente no puede acceder a ella. Su caso, sangrante y dolorosamente simbólico, es también el retraso de una desidia institucional que lleva más de medio siglo. Por Herrera en COPE Gran Canaria pasó la protagonista de nuestra historia asegurando que "estoy aprendiendo a caminar de nuevo... pero no puedo subir ni bajar escaleras, ni sortear barrancos para llegar a mi casa". Así lo contó con Javier Benítez, donde denunció públicamente que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria conoce su situación desde hace años "pero no ha hecho nada".

no hay aceras ni rampas, ni camino viable

Bety, vecina de San Roque

Su vivienda está ubicada en un lugar que parece olvidado por el desarrollo urbano, es inaccesible para alguien en silla de ruedas o movilidad reducida; el terreno está plagado de piedras, baches escalones empinados y tierra: "no hay aceras ni rampas, ni camino viable", tanto es así que Bety se lamenta "si viviera en mi casa había que llamar a los bomberos" para trasladarla a la rehabilitación diaria que practica. El estrés y la falta de movilidad y la amputación han agravado su estado físico, generando obesidad y empeorando aún más su calidad de vida.

algún día tendré que salir de la casa de mi hermana y me veré en la calle

Desde hace años, Bety vive en el salón de la casa de su hermana, una situación temporal que "en algún momento tendrá que acabar", segura que si esto ocurre "me veré en la calle o en un centro de acogida". Bety no pide caridad, "pago mis impuestos religiosamente", pero sí justicia y atención a personas que están en su misma situación para volver a su hogar.

son 50 años luchando por una carretera". Muchos vecinos han muerto esperando una solución

Bety, vecina de San Roque

Lo más indignante, según relata, no es solo su situación, sino también la de toda una comunidad abandonada por las administraciones: "son 50 años luchando por una carretera". Muchos vecinos han muerto esperando una solución. "Aquí viven personas muy mayores que están encerradas en sus casas porque no pueden salir", a esto añade el abandono generalizado del entorno: "hay ratas, humedades, incluso serpientes", un lugar insoluble para vivir: "pagamos nuestros impuestos, pero no tenemos los mismos servicios que otros barrios".

"mi día a día es muy complicado"

El día a día de Bety es una suma de obstáculos físicos y emocionales: "es muy difícil, muy complicado. Solo gracias a la rehabilitación tengo motivo para seguir porque me ayuda a pensar que puedo salir, caminar un poco, aunque salgo con miedo a caerme o me pase algo".

La voz de Bety es la de muchas personas que han sido ignoradas. su historia no es un caso aislado, es el reflejo de la discapacidad que también sufren las adminsitraciones. Mientras tanto, Bety sigue esperando por algo tan sencillo como una calle para continuar con su camino en la vida.