El IBI en Canarias baja, pero los pequeños negocios no lo notan: "Los precios no paran de subir"

Guillermo, propietario del restaurante Oh! Que Bueno, reconoce que ha tenido que subir el precio de la carta en dos ocasiones este año y no descarta una nueva subida

Entrevista Guillermo propietario del Oh! que Bueno

Javier Benítez

Gran Canaria - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

      
      
             
      

A pesar de que el Índice de Precios al Consumo en Canarias ha mostrado una ligera bajada en los últimos meses, para muchos pequeños empresarios, esta cifra no se traduce en una mejora palpable en sus gastos ni en su capacidad de mantener precios competitivos. De acuerdo con los datos más recientes, el IPC ha disminuido en un 0,2 % con  respecto al mes anterior. Un respiro leve para los consumidores, pero insuficiente para los dueños de negocios que siguen sufriendo como sus costes se disparan.

Uno de los afectados, ha sido el propietario del restaurante Oh! Que Bueno ubicado en la Plaza del Pilar en Las Palmas de Gran Canaria, Guillermo pasó por los micrófonos de Herrera en COPE Gran Canaria, con Javier  Benítez, y demostró ser un ejemplo vivo de cómo las estadísticas no siempre reflejan la realidad económica que viven las empresas locales. "A pesar de lo que indican los datos del IPC, yo no lo noto en absoluto, más bien todo lo contrario", afirma tajantemente. "He tenido que subir los precios dos veces este año: en enero y en agosto y no descarto otra a final de año", señala con preocupación.

Es muy difícil explicar por qué una hamburguesa cuesta 16 euros

El aumento de los precios en materias primas y productos básicos ha reforzado a Guillermo a tomar decisiones difíciles. "Los clientes no entiende como una hamburguesa puede costar 16 euros y le tengo que explicar que ha subido el precio del pan, de la carne, de las frutas, de las hortalizas y el incremento del salario mínimo interprofesional".

Bajo su experiencia, la única bajada de precios que se ha visto en los últimos meses ha sido la papa congelada. "Antes las pagaba a 1,80 euros y ahora está a 1,20 euros, que sigue siendo cara porque estaban a solo 1 euro". Sin embargo, esta leve reducción no compensa el encarecimiento general de los demás productos. "Una bolsa de papas fritas, que en realidad es aire, me cuesta 0,85 céntimos y para tener algo de beneficio lo tengo que vender a 1,25 euros".

Los precios suben sin aviso previo

Guillermo asegura que lo que más le frustra es la imprevisibilidad de las subidas. "Los precios suben y lo hacen sin avisar, de un día para otro, te encuentras que lo que compraba ayer, ya cuesta más", y esto le genera que no pueda adaptar sus números a la realidad existente.

Esta realidad pone a prueba a muchos empresarios locales como Guillermo, que intenta mantener su clientela mientras equilibran sus cuentas a un entorno de inflación y precios incontrolados. A pesar de las cifras oficiales del IPC, que parecen mostrar una ligera mejora, para los pequeños negocios, el coste de la vida sigue al alza y la recuperación económica parece lejana. 

      
             
      

El caso de Guillermo es el paradigma de miles de pequeños empresarios y autónomos que en muchas ocasiones contienen el hecho de trasladar al precio final las subidas en la cadena de producción y distribución, a sabiendas de que el precio es uno de los grandes motivos de exclusión de clientes.