Juanjo: "El futuro deportivo del Tenerife pasa por las cabezas que trajeron a Garitano y a Bodiger".
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El peor Tenerife de la temporada arrastró ayer por el césped de La Romareda el escudo blanquiazul, cayendo derrotado por 3-1 ante el Real Zaragoza. Lo peor fueron las formas. Esa falta de intensidad, agresividad e interés de los jugadores. Esa ausencia de responsabilidad en jugadas aparentemente claras de gestionar, como la contra del 2-1. Pero claro... siempre emerge, en las malas, la figura de Asier Garitano. En tierras mañas presentó un once basado, como siempre, en el rival.
No pensó, para variar, en el bien de su equipo. Sino en cómo anular las presuntas virtudes de un Real Zaragoza que llevaba siete jornadas sin ganar y que había marcado solo un gol en ese mismo tramo de competición. Pues ayer le hizo tres al Tenerife, dos en acciones a balón parado y uno en un contragolpe de 80 metros. Justo lo que pretendía evitar el entrenador blanquiazul alineando a gente alta como Sipcic y Bodiger, prescindiendo de Álex Corredera para la creación. Tuvo que corregir, a medias, con solo 28 minutos de partido. Pero señaló a Nacho por su tarjeta amarilla y a Sipcic. Con el serbomontenegrino está siendo especialmente cruel. Como los malos directores de grupo.
Pero todo en Garitano es así de indescifrable. Como que su central preferido, José Amo, lleve tres jornadas sin aparecer. O que Yanis siga estando por delante de Teto y Álvaro Romero. Incluso que, perdiendo por dos goles de diferencia, cierre sus cambios con un delantero por delantero, Enric Gallego por Ángel, ante la asombrada mirada de los casi 80 aficionados tinerfeñistas que se desplazaron a Zaragoza para ver tan tétrico espectáculo.
La imagen del postpartido que ayer publicamos en Deportes Cope Tenerife, la de José Miguel Garrido, Juan Guerrero y Mauro Pérez hablando en la zona mixta de La Romareda con cara de circunstancias, es la de este Club Deportivo Tenerife. Porque fundamentalmente hablaba el máximo accionista y escuchaban sus subordinados. Y porque en ella no estaba Paulino Rivero, que ya iba camino de la estación del AVE para emprender viaje a Madrid. El presidente, en las decisiones deportivas, ni está ni se le espera. Su opinión puede existir, como la vida extraterrestre, pero no la conocemos. Ni importa.
Y así estamos, en la jornada 33 de la temporada 23-24. Otra vez un año gris. Otra vez con la permanencia como único horizonte posible. Otra vez alargando esta estancia, que ya es de 14 años y será de 15, en la categoría de plata del fútbol español. Otra vez anhelando que la temporada buena sea la próxima. Una esperanza basada en la fe. Si acaso. Pero no en la confianza que transmiten los arquitectos de un proyecto que no existe. El futuro deportivo del Tenerife pasa por las cabezas que trajeron a Garitano y a Bodiger, como entrenador y fichaje referencia.