Canarios esperando por la dependencia: “Mi padre falleció después de tres años pidiendo ayuda”

Luis, hijo del fallecido, confiesa sentir "impotencia, desesperación y angustia", porque el sistema no le ha dado respuesta, a pesar del estado de deterioro físico de su progenitor

Guillermo García

Tenerife - Publicado el - Actualizado

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La gestión de la dependencia en Canarias sigue dejando historias de personas que, lamentablemente, fallecen sin recibir una solución a su problema. A pesar de las expectativas optimistas, habituales en el discurso de los responsables pollitos de diferente signo, son muchos los canarios que siguen sufriendo las consecuencias de un sistema, que se muestra incapaz de satisfacer las necesidades de una población cada vez más envejecida.

Es el caso del padre de Luis, que tras serle reconocida la dependencia en tercer grado, falleció después de 3 años esperando para que se revisara su caso, y poder ser incluido en el Programa Individual de Atención (PIA), diseñado especialmente para los pacientes que se encuentran en una situación de alta dependencia.

El padre de Luis, sufrió un cáncer de vejiga, que obligó a extraerle este órgano y la próstata, a través de una urostomía. Tal y como ha contado el protagonista en Herrera en COPE Tenerife, “mi padre estaba muy deteriorado, y en muy malas condiciones de salud” y a partir de aquí, “estuvimos 3 años sin recibir ninguna respuesta a nuestra solicitud hasta que terminó falleciendo”.

El día a día del padre de Luis era muy complicado, ya que “teníamos muchos problemas de movilidad y de accesibilidad, por ejemplo en el baño, por la situación en la que estaba”, y además, “vivía conjuntamente con mi madre, que tenía un grado dos de dependencia”. Impotente, Luis relata que su padre, “necesitaba un respiro, un simple arreglo del baño”, pero la respuesta nunca llegó en vida de su progenitor.

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"Sientes desesperación e impotencia"

“Estuvimos 3 años esperando que alguien nos diera una respuesta”, apuntó, porque “toda ayuda en ese estado es bien recibida”. 36 meses en los que la familia sufre, “desesperación, e impotencia, con rabia mezclada”, porque “es desesperante y angustioso que no te acepten, las peticiones se pierden en el tiempo, y tardan muchísimo". Y concluye: “Es una vergüenza que nadie te atienda en tiempo y forma”.

Luis confiesa que tras 3 años sin que nadie le haya dado una solución, y tras el fallecimiento de su padre, “a veces pienso mal, y pienso que esto se dilata para que nuestros mayores se mueran”.

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