¿Fiestas privadas y no privadas de Carnaval? ¿Cielo o infierno?
Escucha ya el editorial de Guillermo García en La Mañana de COPE Tenerife
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Miren amplio recorrido el que han tenido las palabras de Amos García Rojas ayer en este programa, sobre la posibilidad de que haya fiestas privadas de carnaval en los próximos días. El “me acojona” del presidente de la Asociación Española de Vacunología, ha quedado acuñado como una de las frases de la pandemia, en un alarde de sinceridad que desde luego agradecemos, de un tinerfeño, que por derecho propio, se ha ganado el ser uno de los expertos en España de mayor prestigio en la lucha contra el Corona virus
El testimonio de García Rojas se unió en este programa ayer también a la emotiva entrevista que mantuvimos con Samantha, una médico especialista en UCI del HUC, que nos contó su experiencia y como se le ponen los pelos como escarpias, de pensar que haya gente que esté planeando estos días organizar fiestas de Carnaval.
Esa es la opinión de dos personas que están en la primera línea de batalla contra el virus en el día a día, y que son unos testigos privilegiados de la dimensión, de la magnitud y de los efectos de la pandemia. Y sinceramente, les entiendo, me solidarizo y comparto sus sentimientos.
Y como pienso de esa forma, tengo que decir que me parecen muy desafortunadas, por decirlo de alguna forma muy light, algunas iniciativas de empresas de ocio de nuestra capital, que animan a la celebración del carnaval, solicitando que sus clientes acudan disfrazados a vivir un ambiente carnavalero.
No solo me parece bastante desafortunado, sino que me parece una irresponsabilidad, porque, por más que se publicite que se van a cumplir las normas y los protocolos anti covid, la mezcla del alcohol, la música de Carnaval y las ganas de juerga que tiene el personal después de 11 meses de pandemia, constituye en sí misma, una bomba de relojería y un coktail muy peligroso.
Cuidado con los que dicen que si no hay carnaval en la calle, lo hay en el cielo, no sea que alguno pueda acabar en el infierno…