La Ley Celaá y el adiós a la educación concertada: una imposición ideológica más

Escucha ya el editorial de Guillermo García en La Mañana de Cope Tenerife

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Miren creo que poco se está hablando del estropicio que en nuestro sistema educativo que va a causar la denominada Ley Celaá, la Ley Orgánica de Modificación de la LOE. Más allá de la eliminación del castellano como lengua vehicular, que de por sí es una absoluta barbaridad, y que obedece a criterios estrictamente políticos y al chantaje de los golpistas catalanes, esta nueva ley puede suponer la muerte lenta, a medio plazo, de la educación concertada, gracias a la cual estudian un alto porcentaje de niños y jóvenes de este país.

El proyecto de ley presentado, prevé en su art. 109 que las administraciones sean las responsables de regular la admisión de alumnos en centros públicos y privados concertados, abriendo la puerta a que las respectivas consejerías autonómicas de educación prioricen la enseñanza pública, provocando que no se renueven los conciertos, y que esos colegios concertados pasen a ser privados al 100%, lo que traería como consecuencia que no estuvieran al alcance de los bolsillos de muchas familias.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos que se quiere acorralar a la enseñanza concertada, y no lo digo yo, lo dice por ejemplo una enmienda aprobada por Psoe, Podemos y Mas país que recoge sin tapujos que “las comunidades autónomas promoverán un incremento progresivo de puestos públicos escolares en la red de centros de titularidad pública", marginando por tanto a la enseñanza concertada.

Miren yo no tengo nada contra la enseñanza publica, al revés, pero las administraciones tienen el deber irrenunciable de respetar el derecho de las familias de elegir libremente la educación que quieren para sus hijos. Y la realidad, es que como en muchas otras decisiones clave, el PSOE de ha dejado arrastrar por Podemos hacia su dictadura ideológica de extrema izquierda, que por cierto, incluye su retahíla de clichés y obsesiones habituales contra la religión católica también en la enseñanza, a la que pretender arrinconar con un papel marginal.

Familia, religión católica y libertad de elección, tres vocablos en el mismo párrafo que le producen urticaria a Iglesias y compañía. Así va este país.

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