Maradona: luces y sombras

Escucha ya el editorial de Guillermo García en La Mañana de Cope Tenerife

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Miren el mundo del fútbol llora hoy la muerte de Diego Armando Maradona, un astro balompédico cuya dimensión traspasa sin lugar a dudas las fronteras del deporte, para convertirse en uno de los grandes iconos del siglo XX a la altura de Marilyn Monroe, de Michael Jordan o de los Beatles.

Nadie puede discutir que Maradona, es junto a Pelé, Di Estefano o Messi uno de los jugadores top de la historia del deporte rey, y su influencia futbolística, forjada con sus campeonatos logrados con un equipo humilde como el Nápoles, y con el mundial México obtenido con la selección argentina, es incomparable con el resto de los mortales.

Pero ciertamente, la imagen que ha proyectado esta estrella del deporte, más allá de los terrenos de juego, deja mucho que desear. Sus adicciones, su vida desordenada en muchos aspectos cuando todavía estaba en activo, y los lamentables episodios que ha protagonizado en los últimos lustros, distan mucho de completar el perfil que se espera de un deportista tan influyente para millones de personas en todo el mundo.

Soy consciente de que puede ser una opinión impopular, y a lo mejor esperaban otro discurso por mi parte, teniendo en cuenta que gran parte de mi trayectoria la ha desarrollado en el periodismo deportivo, pero francamente es lo que siento.

Soy un firme convencido de que hoy en día el deportista profesional, en la sociedad global que vivimos, debe de trasmitir una serie de valores inexcusables. Y en ese sentido, me siento más cerca de ejemplos deportivos, como Rafa Nadal, como Roger Federer o como Pau Gasol, cuyo comportamiento ha sido intachable, a la hora de proyectar esos valores dentro y fuera de la cancha.

Es más, siempre he mantenido, que Cristiano Ronaldo y Messi, dos de los mejores jugadores de la historia que han sido contemporáneos en el tiempo, han dejado escapar una magnífica ocasión para trasmitir esos valores de deportividad y de respeto a millones de personas, como sí lo han hecho Nadal y Federer.

Así que en definitiva podemos engrandecer la figura del futbolista Maradona, sí, pero siempre quedará empañada y estropeada por la pésima trayectoria del protagonista como deportista en general y como persona.