¿De verdad se puede disrutar en plena pandemia, Carolina?
Escucha ya el editorial de Guillermo García en La Mañana de COPE Tenerife
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Miren Carolina Darias ejerce ya como ministra de Sanidad, con una primera gran cita con las CCAA este jueves en la reunión del Consejo Interterritorial de Salud, con el retraso en las vacunas como primer punto del orden del día. Todo ello después de que la ministra canaria tomara ayer posesión de su nuevo cargo, en un acto en el que el ministro saliente, Salvador Illa dejó una perla difícilmente justificable.
El catalán que se va a su tierra, diciendo que lo mejor para su CCAA es un pacto entre PSC y los comunes, no se le ocurrió otra cosa que decirle a su sucesora “vas a disfrutar”. Y yo me pregunto. ¿De qué puede disfrutar Carolina Darias? ¿De los más de 56.000 muertos que tenemos reconocidos oficialmente en España? ¿Del calvario de los 2.600.000 españoles que se han contagiado? ¿Del cansancio físico y moral de cientos de miles de profesionales sanitarios? ¿De la presión sanitaria que tenemos en las UCIS?
No me negaran que el siempre educado Salvador Illa estuvo ayer de lo más desafortunado en su comentario, como lo ha estado en general durante toda la gestión de esta pandemia. Y les digo más, especialmente sangrante es el comentario de marras, con los retrasos que estamos viendo en la distribución de las vacunas, que está provocando que algunas comunidades en este momento, solo puedan administrar las segundas dosis porque se han quedado sin stock a estas alturas de la campaña de vacunación.
Y es que esta crisis sanitaria mundial, como si de una película de ciencia ficción se tratase, nos está mostrando lo mejor y lo peor de la condición humana. Ya lo vimos con las mascarillas y ahora lo vemos con las vacunas. Las farmacéuticas entran en una subasta al mejor postor, y a pesar de haber firmado acuerdos con la UE, asistimos a una guerra comercial, en la que países como el Reino Unido, Estados Unidos o Israel nos ha adelantado por la derecha. Algunas fuentes incluso apuntan que estos últimos están pagando el precio de la dosis muy por encima de su valor real de mercado.
Y al final esto es una jungla, en el que el más listillo se lleva el gato al agua.
Volviendo al principio, le deseo toda la suerte del mundo a esta ministra canaria que sigue su meteórico ascenso político, y a Illa, que quieren que les diga, que tire de sus conocimientos filosóficos, que le van a hacer falta entre tanto enemigo de España que va a tener a su vera en los próximos meses.