El espontáneo gesto de varias enfermeras del HUC con los pacientes que finalizan la quimioterapia

El cáncer se sigue cobrando la vida de miles de personas en nuestro país cada año, pero también son muchos los pacientes, cada vez más, que vencen a la enfermedad y cuentan con un final feliz su historia. Y de por medio, la temida quimioterapia, cuyos efectos secundarios condicionan la vida de muchos enfermos de cáncer cuando reciben este tratamiento.

Por eso, el fin de la “quimio” es un momento de alegría, que en muchos casos supone vencer, o por lo menos una victoria parcial frente a la enfermedad. Con este contexto detrás, un grupo de enfermeras del Hospital de Día Oncológico del Hospital Universitario de Canarias (HUC), tuvieron la idea de elaborar una bolsa de recuerdo, hecha de forma artesanal a base de fieltro, con una dedicatoria personalizada para cada paciente.

Era una forma de celebrar el fin del tratamiento, que surgió como un gesto completamente espontáneo. Hoy, 4 años después, este grupo de enfermeras ya ha entregado más de 600 bolsas, que en este momento, ya han cambiado a un modelo más sostenible.

"Estamos implicadas en empatizar"

Sonia González es una de esas enfermeras que comenzó elaborando ella misma las bolsas de fieltro, y hoy nos ha confesado en Herrera en COPE Tenerife, que “detrás de esas 600 bolsas, están las historias de 600 personas con nombres y apellidos”, destacando que “no te puedes imaginar las emociones que genera el llegar a la última sesión de quimio, para el paciente, y para nosotras”.

Nuestra protagonista explica que “todas estamos muy implicadas en empatizar”, ya que “sabemos que estas sesiones clínicas de quimioterapia son muy duras, porque nos acompaña un tabú que es difícil de romper”.

Y así, de esta forma, “todo comenzó de una manera muy espontánea, pues les aplicamos un suero a través de las vías, y ahí escribíamos felicitaciones y dibujos, lo que les causaba una gran alegría”.

Así que a partir de ahí, “pensamos en idear algo que fuera más allá, y comenzamos con bolsas de fieltro, que adornábamos con pegatinas y les escribíamos un mensaje de felicidades en su última sesión de quimioterapia”.

Sonia afirma, de forma tajante, que estas personas, “nos enseñan muchísimo, por la valentía que tienen al superar una etapa tan dura”, y reconoce que ese momento, “es el final de los efectos secundarios, y de inyectarse semanalmente sueros, y todo eso no es poco”.

“Para todos es un momento muy humano”, reitera, “y nosotros tenemos como objetivo la humanización y ha tenido una acogida muy buena por parte de los pacientes”.