El grave problema que tiene Canarias con los sintecho: “Esto va a más, es urgente buscar soluciones”

La pobreza en Canarias tiene múltiples caras y numerosas aristas. Y las islas tienen en este momento un grave problema con los sintecho. Algunos prefieren recurrir al anglicismo homeless, pero sea como fuere, el palabro delata una realidad que se acrecienta, y que se manifiesta de diferentes formas en ciudades y pueblos de las islas.

Personas que se ven abocadas a vivir en la calle, y que, aunque no siempre, muchas veces tienen que ver con las adicciones o con problemas mentales. Y es que las cifras hablan bien a las claras. Según la última memoria de Caritas Diocesana en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, presentada hace tan solo unos días, el número de estas personas se ha incrementado en un 70% en los últimos 5 años. Sí, un 70%.

Uno de sus proyectos, «Base 25», dedicado a prevenir el sinhogarismo, atendió a 733 hogares y 1.848 personas el año pasado, entre ellas 553 menores, que recibieron atención social y jurídica, además de búsqueda de empleo, para familias afectadas por desahucios y ejecuciones presupuestarias, entre otras situaciones. Todo ello, llevaba a Juan Rognoni, director provincial de Cáritas, a calificar la situación de “emergencia silenciosa”.

zonas más afectadas

Las personas que caen en esta situación, muchas veces sin retorno, son de diferentes perfiles. Pero cada vez más numerosos son las personas con problema de adicciones o enfermedades mentales. Casos, que en su mayoría están generando cierta alarma social. Conocidas son las reiteradas denuncias de los vecinos de la zona de Azorín y Somosierra en nuestra capital, donde se sitúa el Albergue Municipal. Algunas de las personas que se asean o comen en esta instalación municipal, prefieren pernoctar en la calle, montando campamentos improvisados en la vía pública, a las puertas del Pabellón Pancho Camurria, o incluso en un jardín de una de las comunidades de vecinos adyacentes.

Empieza a ser habitual también ver personas que malviven en la calle en el entorno del Mercado Nuestra Señora de África, y que pernoctan en bancos de la zona, en la plaza situada frente al cementerio de San Rafael y San Roque, o incluso en las puertas de El Corte Inglés, desde que esta cierra por la noche hasta que vuelve a abrir por la mañana.

Igualmente, varios vecinos del entorno de las Ramblas, han confirmado a la redacción de COPE Canarias, que en el primer tramo de la Rambla Santa Cruz, comprendido entre la Plaza de la Paz, y la Plaza de Toros, varias personas sin techo ocupan los bancos públicos cada noche para pernoctar.

"hay que poner remedio a un problema que va a más"

El hecho es que este problema va a más, porque desde los ayuntamientos poco se puede hacer con la normativa en la mano, y el proceso judicial para sacar a estas personas de la calle es muy largo. Y precisamente, sobre este aumento y este problema que no encuentra solución, ha querido poner el foco el Párroco de la Iglesia de La Concepción de La Laguna, Jesús Gil Agüín. Agüín, como le conoce todo el mundo, es un hombre muy querido y respetado en nuestra diócesis. Y es seguramente desde las parroquias, que tanto ayudan al que lo necesita, donde más se tiene un conocimiento claro y cercano de la raiz del problema. En Herrera en COPE Tenerife, Agüín ha denunciado que “hay un problema grave, y tenemos que ponerle remedio”.

Un problema que sin duda, “va a más”, porque antes, “era un tema puntual, pero ahora es mayoritariamente en toda la ciudad”. El sacerdote enfatiza que estas cifras de Cáritas, “nos tienen que interpelar y nos tiene que hacer reaccionar”. Y en ese sentido, afirma sin dudar que “no podemos decir ‘no pasa nada’, porque sí pasa”.

“No podemos decir ‘no pasa nada’, porque sí pasa”.

Jesús Gil Agüín

Párroco de la iglesia de La Concepción de La Laguna

Además, confirma el perfil de personas con problemas mentales y adicciones a sustancias como el alcohol o las drogas, para advertir que “en muchos casos van deambulando, y a veces, tienen reacciones de todo tipo, porque tienen picos de su enfermedad, y no tienen tratamiento”.

Nuestro protagonista insiste en que “a estas personas, hay que buscarles una solución, ya no solo por toda la sociedad, sino por ellos mismos”, para concluir que “hay que actuar, y hacen falta políticas concretas sociales para que estas personas tengan una solución”.