SOCIEDAD
La increíble historia de Camilla, víctima de explotación sexual en Tenerife
Un "ángel de la guarda" logró sacarla de este sórdido mundo, tras 29 años siendo obligada a prostituirse
Tenerife - Publicado el - Actualizado
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En España hay entre 25.000 y 30.000 personas en situación de prostitución, la mayoría de ellas mujeres, según una investigación de la asociación especializada In Género, que calcula que existen alrededor de 800 prostíbulos, 2.500 pisos y 50 lugares de calle donde se lleva a cabo esta práctica.
El 45% de estas personas están en prostíbulos, el 51% en pisos y el 4% en la calle, según ha explicado el coordinador nacional de In Género, Miguel Ángel del Olmo. Esta asociación presta atención y acompañamiento a víctimas de trata y explotación sexual y a personas en situación de prostitución en nueve comunidades autónomas.
A la cabeza de esta penosa clasificación de personas en situación de explotación sexual se encuentra la Comunidad de Madrid, seguida de Cataluña y Andalucía, mientras que Canarias se sitúa en cuarto lugar. Con este escenario de fondo, hoy hemos conocido en Herrera en COPE Tenerife la historia de Camilla, una mujer brasileña que ha sido víctima de trata desde los 14 años, cuando cayó en manos de una red de traficantes mejicanos, y que se ha visto obligada a ejercer la prostitución durante años en España, hasta que por fin, en la isla de Tenerife, logró salir de este sórdido mundo 29 años después.
Camilla fue vendida en varias ocasiones como una mercancía entre redes de traficantes de personas, desde que siendo menor de edad, fue captada en una favela de Brasil en la que vivía en situación de pobreza junto a su familia. Su juventud y la ausencia de una educación, le llevó, en un principio, “a asumir esta situación como normal”, ya que “no había conocido otro mundo desde que era muy joven”. Su única preocupación, “era ser proveedora de mi familia”, es decir, poder mantener económicamente a sus familiares, y enviarles dinero de forma regular”. “A mí me crearon como un producto dentro del sistema prostitucional y ese era mi modo de vida, por lo que aceptaba todo y obedecía”, afirma, “porque estaba completamente alienada y dentro de la prostitución me enamoré y tuve mis hijos”.
Camilla fue trasladada a diferentes prostíbulos en varias ciudades de España, hasta que en 2003, con 27 años, la obligaron a venir a Canarias, pasando, según afirma, “de ser una prostituta de lujo a una barata”. En la capital tinerfeña, ejercía la prostitución en la conocida calle Milaflores, “donde tenía que entregar 300 euros cada día a mi proxeneta”.
Sobre el perfil de cliente que contrataba sus servicios, Camilla responde que “no hay un perfil claro”, ya que “venían de todas las edades y de todas las clases, sociales, aunque los de la élite, los de más dinero, eran los peores”. En una ocasión, relata que “llegué a ver un mendigo, que nos quería pagar con monedas pequeñas que había recaudado, tuvimos que contarlas una por una y tardamos un buen rato”.
En final de la historia: “Apareció mi ángel de la guarda”
Pero la suerte de nuestra protagonista cambió para siempre cuando, con 43 años de edad, y casi 30 ejerciendo la prostitución, una persona anónima, “una mujer adinerada de Santa Cruz”, según confiesa, “pagó a mi proxeneta mucho dinero por mi libertad, aunque nunca me dijo la cantidad”. Esta persona, no solo sacó a Camilla de la prostitución, sino que, además, le ofreció un trabajo: “Me preguntó que qué sabía hacer, y cómo sé planchar, limpiar o cocinar, me ofreció un contrato indefinido, cotizando a la Seguridad Social y por fin tengo mi cuenta en el banco y estoy dentro del sistema”.
Camilla, emocionada, confiesa que esta mujer es “mi ángel de la guarda”, que además “me ha conseguido un alquiler social” que, jamás, podía haberse permitido.