sociedad

La trágica cara de la discapacidad en Canarias: “Prefiero que mi hijo se muera antes que yo porque no habrá nadie que lo cuide”

Belén, madre de un joven tinerfeño de 28 años y un 90% de discapacidad, pide ayuda tras haber sufrido tres ictus por la carga de cuidar a su hijo enfermo

Persona con discapacidad

Guillermo García

Tenerife - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

La dependencia y la discapacidad siguen siendo dos de los problemas que más preocupan a los canarios, teniendo en cuenta que vivimos en una comunidad autónoma que está a la cola de España en inversión en esta materia. Según datos del estudio elaborado por la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, la inversión por persona en dependencia en el archipiélago es de 138,2 euros por habitante, frente los 240,5 en que se sitúa la media nacional. Dicho en otros términos, estamos en 102 euros menos de inversión con respecto a esa media.

La realidad de la dependencia en las islas es dura. Según destapaba el entonces Diputado del Común Rafael Yanes hace unos meses, los datos que obraban en su poder apuntaban a que en Canarias, mueren 6 personas al día esperando la gestión de su situación de dependencia.

Hoy en Herrera en COPE Tenerife, hemos conocido el caso de Cristopher de Oyanguren, un joven de 28 años con un 90% de discapacidad que prácticamente vive encerrado en su casa de Ofra, en la capital tinerfeña. Cristopher sufre de hipoisquemia cerebral desde que tenía 10 años y apenas puede moverse por sí mismo, y solo se puede desplazar en silla de ruedas. Su madre, Belén, es la encargada de cuidarle, pero a un precio muy caro: con 56 años, ha sufrido varios ictus por el esfuerzo, y con su salud muy tocada, no puede ayudar a su hijo a montarlo en la silla de ruedas y en el ascensor, para que pueda acudir al centro de día de la Cuesta.

ni fisioterapeutas, ni expertos en psicomotricidad

En esa situación, sin poder salir de casa, estuvo Cristopher un año y tres meses. Pero gracias a la intervención del área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Santa Cruz, la familia ha logrado que acudan dos personas, para bañar a Cristopher, y poder trasladarlo cada día al centro de día de La Cuesta, pero según denuncia Belén, “la ayuda es solo, para un año, y después no sabemos que ocurrirá”. Además, añade que “no hay coordinación entre ellos, porque unos días me mandan una persona, otras dos... y así es muy difícil”.

Belén afirma que desde el Gobierno de Canarias le han contestado que “si ya recibo una ayuda del Ayuntamiento, es incompatible con recibir otra de la consejería”, una circunstancia que confiesa no entender. Pero la realidad es que la situación se complica todavía más, ya que este centro de día, “carece de una persona experta en psicomotricidad, que debería estar para atender a los pacientes”, y por si ello fuera poco, “encima el único fisioterapeuta que hay, se ha operado y lleva un largo de tiempo de baja”. Las consecuencias de todo ello, son evidentes, y es que Belén denuncia que “mi hijo hasta se la ha caído el pelo, se roncha todo y ha ido visiblemente peor”.

“Yo solo pido que Dios se lleva a mi hijo antes que a mí”

Toda esta situación lleva a un grito desesperado a una madre, que tiene paralizada la mitad derecha de su cuerpo tras sufrir tres ictus en el mismo día por el esfuerzo de cargar a su hijo, y de sobrellevar una situación muy complicada. “Yo solo pido que Dios se lleva a mi hijo antes que a mí”, afirma sin titubear, ya que “si se queda mi hijo aquí, no habrá familia ni personas que lo cuiden, nadie se va a hacer cargo de él”. Emocionada, confiesa que “yo prefiero que se muera antes que yo, porque para que se quede en un centro y se llene de llagas y no lo cuidan correctamente prefiero que se muera”