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Vecinos de Arona, en pie de guerra ante el desalojo de 300 viviendas irregulares

Los afectados piden una moratoria para legalizar sus hogares y evitar el derribo tras recibir órdenes de demolición

Bryan Estupiñán

Tenerife - Publicado el

3 min lectura

En el barrio de Lomo Negro, en el municipio de Arona, más de 300 familias están al borde del desalojo tras recibir órdenes de demolición de sus viviendas. Estas casas, construidas en terrenos urbanizables, no cuentan con los permisos correspondientes ni con servicios básicos como agua y electricidad. Según explica Chari Hernández, presidenta de la Asociación de Vecinos Lomo Negro, esta situación ha generado una gran incertidumbre entre los afectados, que aseguran haber recurrido a la autoconstrucción como única alternativa frente a la falta de vivienda asequible en la isla. “Nosotros no somos okupas ni invasores, sino familias con niños y mayores que decidimos invertir en un terreno con la esperanza de tener un hogar digno”, denuncia Hernández.

“Nos tratan como delincuentes”

La presidenta de la asociación lamenta que las autoridades locales y autonómicas no hayan planteado una solución que contemple la legalización de las viviendas, y denuncia un trato injusto hacia los vecinos. “Vivimos bajo una presión constante. La Policía nos vigila y toman fotos de las matrículas de los coches que pasan por la zona, como si fuéramos delincuentes”, afirma. Esta situación, que se ha prolongado durante años, ha afectado especialmente a los residentes más vulnerables, como los mayores y las familias con menores a su cargo. “Hay muchos niños que no entienden por qué pueden quedarse sin casa de un momento a otro. Estamos desesperados”, añade.

El agua, un bien de lujo

Además del temor al desahucio, los vecinos denuncian la falta de servicios básicos. La mayoría no tiene acceso a agua corriente, por lo que deben recurrir a comprar cubas de agua que les cuestan entre 120 y 200 euros. “Es incomprensible que en pleno siglo XXI estemos pagando precios desorbitados por un bien de primera necesidad”, señala Chari Hernández. Aunque en la zona se han instalado algunos contadores de agua, la mayoría de los vecinos dependen de la solidaridad de otros residentes para abastecerse.

El Ayuntamiento: soluciones pendientes

El Ayuntamiento de Arona ha mantenido reuniones con los vecinos, pero las soluciones siguen sin concretarse. Los residentes proponen una moratoria o la posibilidad de regularizar las viviendas, pero hasta ahora la respuesta ha sido que se estudiará el caso. “Nos prometieron en campaña electoral que nos ayudarían y, ahora que estamos al borde del desahucio, parece que se han olvidado de nosotros”, asegura Hernández. Según explican desde el consistorio, el caso se ha trasladado a la empresa pública GESPLAN, que ya gestiona otras áreas en la isla y que estudiará la viabilidad de un proyecto para dotar a la zona de los servicios básicos.

Un problema de vivienda que se extiende por toda Canarias

La situación de Lomo Negro no es un caso aislado. La falta de vivienda asequible en Canarias ha llevado a un incremento de la autoconstrucción y a la proliferación de asentamientos irregulares en municipios como Adeje y Arona. Incluso, según testimonios recogidos, algunas familias han optado por vivir en caravanas, garajes e, incluso, vehículos funerarios adaptados como viviendas improvisadas. A pesar de contar con trabajos y nóminas, muchos canarios no pueden hacer frente a los elevados precios del alquiler y se ven forzados a buscar alternativas que, como en el caso de Lomo Negro, les dejan en una situación de vulnerabilidad legal y social.

Llamada a la acción del Ayuntamiento

La asociación vecinal ha solicitado al Ayuntamiento y al Gobierno de Canarias una solución inmediata que permita a estas familias permanecer en sus hogares y regularizar su situación. “Pedimos algo tan básico como poder vivir tranquilos y con dignidad. El Ayuntamiento debe escuchar a sus vecinos y buscar una solución antes de que haya consecuencias irreversibles”, concluye Chari Hernández, quien adelanta que están dispuestos a llevar el caso a instancias superiores si no se llega a un acuerdo. Mientras tanto, la incertidumbre se apodera de este barrio de Arona, donde la esperanza de conservar sus casas pende de un hilo.