32 años del mayor atentado de ETA en Santander: un coche bomba dejó tres muertos y 20 heridos

El etarra Iñaki Recarte jugó con el mando antes de hacer explotar el coche bomba en La Albericia que terminó con la vida de Eutimio Gómez, Julia Ríos y Antonio Ricondo

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Se cumplen este 19 de febrero, 32 años del atentado de ETA en el barrio de La Albericia en Santander, en el que murieron Julia Ríos, Eutimio Gómez y Antonio Ricondo. El Ayuntamiento de la ciudad les ha rendido un sencillo homenaje en el lugar del atentado.

Aquella tarde, Eutimio salió de trabajar un poco antes del hospital Marqués de Valdecilla y fue a buscar a su mujer a la panadería que la familia de Julia tenía en el barrio. Eran las cho y media de la tarde.

Mientras, el miembro de ETA Iñaki Recarte, apostado en una farola, esperaba el paso de un furgón de la Policía Nacional con un mando a distancia en la mano. “Lo pulso o no lo pulso” bromeaba años después en un programa de televisión.

Cuando vio aparecer el furgón, lo pulso. El coche bomba que la banda terrorista había estacionado previamente cargado con 25 kilos de explosivos terminó con la vida del matrimonio de 43 y 42 años y la de Antonio, un joven de 28 ños que circulaba en ese momento en su vehículo. La explosión dejó además una veintena de heridos.

El día anterior, en la Diputación Regional de Cantabria se había recibido una comunicación de la Delegación del Gobierno advirtiendo de la presencia de un comando de ETA en la ciudad.

Julia y Eutimio dejaron dos hijos huérfanos, Silvia y Jesús, de 18 y 16 años respectivamente.

Además de asesinar a sus padres, ETA también provocó la separación de los hermanos. “Nadie creía que yo me pudiera encargar de todo con solo 18 años, así que yo me fui a vivir a casa de una hermana de mi madre y Jesús se mudó a casa de un hermano de mi padre” cuenta Silvia en la única entrevista que ha concedido a un medio de comunicación hasta ahora.

El paso de los años no ha hecho olvidar a Silvia las sensaciones de aquel 19 de febrero. “Cuando llegué a casa aquella tarde y estaba todo a oscuras cuando lo normal es que mis padres estuvieran en casa preparando la cena, sentí un latigazo”.

Su hermano Jesús ya estaba en casa de una vecina preguntando por sus padres, sin obtener respuesta. Fue en la morgue del hospital donde contaron a Silvia que su padre había muerto. “Y ¿mi madre?, preguntaba yo. Iban juntos a todos lados. ¿Dónde está mi madre?” Nadie se atrevía a contarle que su madre también había muerto.

Al año de separarse de su hermano tras el atentado, Silvia fue a buscar a su hermano Jesús y regresaron juntos a casa. “No podíamos vivir separados”, cuenta. Y juntos vivieron hasta que 18 años después, Jesús murió en un accidente de tráfico.

Silvia ahora es enfermera, vive feliz con su familia a la que adora y de la que está orgullosa, pero no pasa un día sin que se acuerde de sus padres. “Con el paso del tiempo los echas cada vez más en falta”. 32 años ya echándoles de menos.

OTROS CÁNTABROS ASESINADOS POR ETA

A lo largo de su macabra historia, la banda terrorista ETA asesinó a otros seis cántabros en diferentes atentados cometidos todos en el País Vasco.

Entre estos últimos, los atentados que costaron la vida a José Luis Caso, nacido en Comillas y asesinado por ETA de un tiro en la cabeza en Irún el 11 de diciembre de 1997 y el del policía nacional natural de Santiago de Cartes, Luis Andrés Samperio, asesinado en el barrio bilbaíno de Deusto el 24 de abril de 1997.

La viuda de Caso, concejal del PP en el Ayuntamiento guipuzcoano de Rentería cuando fue asesinado, también por la banda terrorista, recuerda en esta entrevista concedida a la cadena COPE, lo terrible que fue ver a su marido tendido en el suelo en medio de un gran charco de sangre. “Pensaba que todavía me miraba con los ojos abiertos, pero no era cierto” asegura Juani Pérez.

Joaquín Samperio, hermano de Luis Andrés, cuanta lo duro que fue el viaje a Bilbao tras conocer la noticia. Un viaje largo, sin radio, con la intención de aislarse del mundo y pensar que aquello no había pasado. Nunca te imaginas, asegura Joaquín, que una cosa así te pueda pasar a ti, recuerda en esta entrevista concedida a la cadena COPE.

Víctor González Huergo a cuyo hermano asesinó ETA mientras comía con otros compañeros guardia civiles en la localidad vizcaína de Markina el 20 de septiembre de 1980, recuerda como el día del funeral miraban a las familias de las víctimas como si ellas fueran las culpables de lo sucedido.

No hay que olvidar tampoco la muerte de otro cántabro, Carlos García Fernández, asesinado en su estanco de Irún, el 7 de octubre de 1980. Aquella mañana, acompañado de su mujer, ultimaba los papeles del traspaso del negocio cansado de las amenazas constantes que sufría.

Puedes escuchar más testimonios de víctimas de ETA en el especial de COPE 853 memoria, dignidad, justicia.

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