Aprender a partir un filete es una de las cosas más difíciles para una persona ciega

La ONCE organiza un 'Desayuno a ciegas' para ponerse en la piel de quienes no pueden ver

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

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“Puede ser un pequeño caos” se le ha escapado a Luz Bordas, profesora de autonomía personal de la ONCE, tras ponernos los antifaces y quedarnos a oscuras antes de pasar al comedor.

Algo de nervios y mucha incertidumbre se han ido adueñando de los periodistas que hemos participado en el “Desayuno a ciegas” organizado la ONCE dentro de su semana de actividades de sensibilización.

La primera sensación tras quedarse a ciegas ha sido la de perder la orientación y el sentido de la proporcionalidad. Es enigmático no saber si en la mesa, en la que te han sentado a desayunar, es muy grande y el resto de comensales están alejados de tu posición, o se trata de una pequeña mesa en la que te puedes acariciar las manos.

Las sensaciones han sido diferentes para los cuatro comensales sentados a la mesa. Ha habido quienes han creído que estaban sentados en una gran mesa redonda, alejados los unos de los otros y quienes se notaban sentados en una pequeña mesa codo con codo. Estos últimos han estado más cercanos a la realidad.

El desayuno ha sido sencillo: café, zumo y bollos. “Habíamos pensado poner una tostada para que untarais mantequilla y mermelada, pero eso iba a ser muy complicado” ha reconocido uno de los miembros de la ONCE presentes en el desayuno.

Y claro que podía haber sido complicado. Aprender a utilizar cubiertos es una de las acciones más complicadas para las personas invidentes. Algo tan sencillo como partir un filete es un desafío.

Algo más sencillo ha resultado servirse el zumo en el baso, ponerse azúcar en el café o mojar una magdalena. Y eso que esto último también tiene lo suyo.

Durante la actividad ha estado presente también el presidente de la Asociación de Empresarios y Hosteleros de Cantábria, Javier Bedia, quien ha puesto en valor la importancia de llevar a cabo iniciativas de este tipo, que "llegan al corazón" y "hacen ver a la gente" que no todo el mundo tiene "las mismas posibilidades" para llevar a cabo tareas cotidianas.

"Con muy pocos gestos por parte de la sociedad y de los profesionales de la hostelería se les puede ayudar y facilitarles tremendamente el hecho de compartir un desayuno, una comida, una cena o una mesa", ha incidido Bedia.

De hecho, aunque como sociedad hemos avanzado mucho en la inclusión de las personas invidentes, todavía falta mucho camino por recorrer. “Un poco de empatía” reclama Luz y sensibilización desde las escuelas, añade.

Me atrevo a proponeros que este fin de semana en casa organicéis un desayuno a ciegas. La experiencia no os va a defraudar y, lo que es más importante, os va a enseñar mucho.

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