Se cumplen 31 años del atentado de ETA en La Albericia
Silvi Gómez Ríos se quedó huérfana aquella tarde del 19/02/1992
Santander - Publicado el - Actualizado
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El 19 de febrero de 1992, Eutimio Gómez salió de trabajar del Hospital Marqué de Valdecilla en Santander un poco antes de lo habitual y decidió ir a buscar a su esposa Julia Ríos que trabajaba en una panadería familiar del barrio de la albericia. Eran las 20.30 de la tarde.
Mientras, apostado en una esquina, el etarra Iñaki Rekarte esperaba el paso de un furgón policía camino de la comisaria del barrio. Cuando lo vio aparecer accionó el mando a distancia de la bomba colocada en otro vehículo causando una veintena de heridos y la muerte de tres personas:Antonio Ricondo y la de Eutimo y Julia. Tenían 43 y 42 años y dos hijos adolescentes que quedaron huérfanos aquel día.
“Con el paso del tiempo hechas cada vez más en falta a tus padres” cuenta Silvia, hija del matrimonio, en esta entrevista.
Recuerdo con horror la llegada a casa, fue como un latigazo. Una vecina me invitó a pasar a su casa donde ya estaba mi hermano Javier que me preguntaba que pasaba y yo no sabía que decirle”
En el año del atentado, el Hospital Marqués de Valdecilla albergaba también el depósito de cadáveres. Allí contaron a Silvia aquella noche que su padre había muerto. “ Y mi madre, preguntaba yo. Tu madre también. Pero, también qué? Insistía. No me lo quería creer”.
El asesinato de Eutimio y Julia rompió la familia y separó a los hermanos, temporalmente. Silvia se fue a vivir con una hermana de su madre y Jesús con un hermano de su padre. “Nadie creía que yo me podía hacer cargo de todo pero al año volví a mi casa y un mes después vivíamos juntos Jesús y yo”
Silvia y su hermano han vivido juntos hasta la muerte de Jesús hace unos años en un accidente de tráfico, ”otro duro golpe de la vida” cuenta Silvia.
La hija de Eutimio y Julia también lo pasó muy mal cuando una tarde viendo la televisión anunciaron una entrevista al asesino de sus padres.” Intenté que alguien del programa me contará con lo que me iba a encontrar. Fue imposible”, recuerda.
Vio la entrevista sola, en su casa y cuando Rekarte no fue capaz de recordar los nombres de sus padres “ volví a sentir un dolor inmenso”.
Hace pocos días volvió a sentir ese dolor cuando la asociación de Víctimas del Terrorismo se pusó en contacto con ella para comunicarle que el Gobierno había ordenado el traslado a una cárcel del País Vasco a la única terrorista que aún cumple condena por el atentado en el que murieron sus padres.