La familia de Marcos agradece al Racing su apoyo y cariño

Para una madre es muy difícil ver sufrir a su hijo, cuenta en COPE la hermana de Marcos

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

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Son las once de la mañana y suena el timbre de la puerta. Es la primera vez que suena en todo el día, pero es normal. Es la Bien Aparecida, patrona de Cantabria, fiesta de guardar y no se ve un alma por la calle.

En la redacción estamos los mínimos necesarios para sacar adelante la programación del día y todos se extrañan de que alguien se pase por allí un día de fiesta.

Todos menos yo. Se perfectamente quien llama a la puerta el día de la Bien Aparecida.

Al abrir, en el umbral de la puerta una joven de 20 años acompañada de una mujer mayor en cuya cara se refleja la tristeza. “Es mi abuela” dice Marta Muñoz, la hermana de Marcos. El niño de 14 años de Bezana de quien hemos sabido esta semana que padece sarcoma de Ewing, un tipo raro de cáncer que ataca los huesos o los tejidos blandos que los rodean.

Las acompaño al estudio y empezamos a charlar.

- ¿Cómo está tu hermano? Bueno, pues poco a poco. Está bien, pero lo lleva como puede.

- ¿Él es consciente de la gravedad de la enfermedad? Sí, ahora sí. Le costó asimilarlo, pero ahora sí que es consciente.

Su abuela me cuenta que todo empezó hace más o menos 10 meses cuando Marcos comenzó a quejarse de dolor en las piernas. Como pasaría en cualquier familia, al principio achacaron el malestar a algún ejercicio, algún golpe, nada serio. La insistencia del chaval llevó a los padres a llevarle al médico. Exploración, radiografías y nada. “No se ve nada” decía el especialista.

Pasaban las semanas y los dolores continuaban. Vuelta al médico y más pruebas. En esta ocasión una resonancia. El día que les dieron los resultados no lo van a olvidar nunca.

-Le diagnosticaron la enfermedad en enero de este año, ¿cómo recuerdas aquel día? Un día muy duro. Yo estaba sola en la universidad- Marta está estudiando segundo de Derecho en Burgos-. Tenía exámenes y él estaba aquí en Santander. Me llamaron y me dijeron que tenía que irse a Madrid porque tenía una lesión en la cadera. Yo no entendía nada hasta que me contaron que tenía un tipo de cáncer. Me costó asimilarlo varios meses.

Marta, que intenta disimular la preocupación y la tristeza con una gran sonrisa, reconoce que han sido meses muy duros. Ver a Marcos mal no le gusta a nadie.

-Tus padres, ¿cómo lo llevan? Mi madre lo lleva como puede, es la que peor está porque ver a un hijo sufrir no le gusta a nadie. Mi padre político, como puede también. Tirando un poco de todos. Poco a poco.

Marta y su familia, me cuenta, son conscientes de la importancia que tiene la investigación en este tipo de cánceres tan raros. Saben que hay poca investigación porque un muchas ocasiones faltan recursos económicos a lo que hay que añadir el elevado coste de los tratamientos.

Es en este punto, en el que entra en juego la Fundación Racing de Santander que ha puesto en marcha una campaña para recaudar fondos y ayudar a la familia de Marcos a sufragar los gastos del tratamiento. Una campaña en la que se anima a participar a toda la población.

- ¿Sois conscientes de la importancia que tiene la colaboración ciudadana? La verdad es que, si no fuese por el Racing y esa campaña abierta a todos, no podríamos vivir en Madrid. Es la capital y allí todo es muy caro. Además, la Seguridad Social hay tratamientos que no cubre. Marcos tiene una prótesis robotizada que le han puesto en la cadera y en la pelvis y eso hay que pagarlo. Luego tiene también una cesta pélvica que también es bastante costosa. Si no fuese por el Racing y la ayuda del Gobierno, sería imposible.

- A Marcos seguro que le gusta el futbol, cuando se ha enterado que el Racing está con él, ¿cómo ha reaccionado? Le ha hecho mucha ilusión. Se ha visto en sus redes sociales, en su Instagram y ha dicho: “¡Anda, que soy yo!” Siempre ha sido muy fan del Racing desde pequeño y está muy contento.

- ¿Cómo veis el futuro? De momento esperamos que bien. Se está recuperando de la última operación y de algunas complicaciones que ha tenido, pero esperamos que bien.

Termina la charla y no me queda más que agradecer a Marta es que se haya acercado hasta los estudios centrales de la cadena COPE en Santander a contarme en primera persona la historia de Marcos. Esto y a darme cuenta de que, en ocasiones, nos quejamos demasiado por cosas que no tienen la mayor trascendencia.

Marta agarra de la mano a su abuela y salen las dos en busca de un futuro esperanzador.

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