María sufrió bullying en primaria y años más tarde volvió a coincidir con sus acosadores en clase
En los últimos cinco cursos los casos confirmados se han multiplicado por seis
Santander - Publicado el - Actualizado
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En una clase de 25 alumnos, 10 serán víctimas de acoso escolar. Cifras que sitúan a España como uno de los países con porcentajes más altos de casos de bullying. De hecho, el 40% de los jóvenes afirman haber sufrido algún episodio de acoso durante su infancia. En el caso de las chicas el porcentaje es aún mayor.
En Cantabria, las consultas han aumentado de 80 en el curso 2017-2018 a 302 en el pasado curso 2022-2023. Asimismo, los protocolos activados y las situaciones de acoso confirmadas han experimentado un incremento sustancial, pasando de 47 protocolos hace cinco años a 146, y de 5 a 28 casos confirmados.
Es el caso de María López, una joven hoy de 22 años cuya historia de acosó comenzó cuando tenía once.
A esa edad, el padre de María perdió el trabajo y durante unos meses se quedó en el paro. Fue en ese momento cuando empezó a escuchar comentarios como “los pobres comen en el suelo”, “es pobre para venir a este colegio”.
Hay un momento en el que se trunca todo y esos compañeros pasan de ser tu grupo de amigos ideal a ser un grupo de personas a las que tienes miedo y con las que nunca te sentarías, cuenta María en Mediodía COPE Cantabria.
Una situación que obligó a la familia de María a tomar la decisión de cambiar de centro escolar con lo que eso supone para un adolescente. A esas edades, doce, trece, catorce años todo el mundo tiene complejos y “yo los traía de serie” reconoce María.
El apoyo de sus padres, fundamentalmente de su madre, y de profesionales médicos fue la clave para ir saliendo de la situación e ir recuperando la confianza en si misma que le hicieron perder de pequeña.
Tener una familia que esta super atenta y contar con su apoyo ha sido fundamental para María. El trabajo posterior de los psicólogos, “lento y duro”, y volver a encontrar amigos que te quitan el miedo a volver a tener amigos, también.
Una fortaleza ganada a base de mucho trabajo y esfuerzo que ayudó a María a superar el volverse a encontrar con sus acosadores años más tarde en otro centro educativo. María recuerda aquel día del reencuentro como algo muy duro, pero una vez superada una inicial crisis de ansiedad, su fortaleza y confianza le permitieron superar la situación.
“Me di cuenta de que no podía vivir estancada en el pasado, en ese miedo hacia estas personas” cuenta María, quien reconoce que aprendió a perdonar a sus acosadores y también a ella misma por pensar en muchas ocasiones que la culpable de lo que le estaba pasando era ella.
“Tienes que aprender a interiorizar que en realidad no hay una causa objetiva, que lo que me pasó a mi le podía haber pasado al que se sentaba tres filas más atrás”.