San Roque de Riomiera respira tranquilo: detenidas tres personas por la muerte de 25 vacas
El suceso ocurrió el pasado mes de julio. Los bomberos tuvieron que utilizar trajes especiales con respiración autónoma para poder entrar en la cabaña
Santander - Publicado el - Actualizado
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La Guardia Civil de Cantabria ha detenido a tres hombres por la muerte de 25 vacas a finales del pasado mes de julio tras ser encerradas en una cabaña de Carcabal, en San Roque de Riomiera. Se despeja así una incógnita que puso bajo sospecha a buena parte del pueblo. El arresto tuvo lugar ayer, martes, y corrió a cargo de agentes del Seprona, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Benemérita, y los tres detenidos pasan este miércoles a disposición judicial. El caso está siendo instruido por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Medio Cudeyo, y ante cuyo titular tienen que comparecer los tres sospechosos.
Los hechos se produjeron el 30 de julio, cuando una treintena de vacas aparecieron encerradas en una cabaña, 25 de ellas muertas, mientras que tres más pudieron ser rescatadas, ya de madrugada, con vida. Algunas mostraban signos de violencia, como heridas y cortes, por lo que la Guardia Civil no descartó desde el principio ninguna hipótesis sobre las causas del suceso e inició la investigación.
En la mañana de ese día, domingo, los dos ganaderos dueños de los animales habían ido a ver a entre 30 y 35 vacas que estaban pastando en terrenos de su propiedad y no las encontraron. Comenzaron entonces a buscarlas y, finalmente, a primera hora de la tarde, localizaron a las reses hacinadas y algunas muertas en una cabaña de piedra, con tejado de teja, que no era suya y que estaba cerrada por dentro.
El Centro de Atención a Emergencias 112 del Gobierno de Cantabria recibió aviso del suceso antes de las 16.00 horas y movilizó a efectivos del propio servicio de emergencias autonómico y a agentes de la Guardia Civil. Al llegar al lugar, comprobaron que se trataba de una situación muy compleja, en la que cerca de 30 reses, en su mayoría ya muertas, se encontraban hacinadas en un pequeño espacio, con una atmósfera no respirable y condiciones de salubridad comprometidas.
Con trajes especiales y equipos de respiración autónoma, los bomberos extrajeron los cuerpos de 25 vacas muertas y consiguieron salvar a tres que permanecían con vida en el fondo del invernal, donde se ubicaba una pequeña ventana que les dotaba de oxígeno.