Siete días desaparecido: "O está con alguien que no sabe que le estamos buscando o ha fallecido"

Fidel Morante, 82 años, llamo al timbre de una casa el mismo día de su desaparición, pero nadie le hizo caso

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

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Fidel Morante es un hombre de rutinas. Con 82 años le gusta salir a tomar algo por Torrelavega, donde vive, después de echar la siesta. Es lo que hizo el pasado 6 de enero, Día de Reyes, pero aquella tarde, después de su paseo, no volvió a casa.

“Lo normal es que él, hacia las ocho de la tarde, este de vuelta en casa, pero aquel día me llamó mi madre para decirme que no había vuelto” cuenta en COPE José María Morante, hijo de Fidel.

Inmediatamente, José María se echó a la calle para buscar a su padre. Se pasó por los lugares habituales y en ellos le dijeron que sí, que como todas las tardes habían visto a Fidel tomarse un café, hablar con los vecinos.

Su hijo se personó en la comisaría de la Policía Nacional en Torrelavega para alertar de la desaparición, pero no puso denuncia. Hasta las tres de la madrugada estuvo José María intentando localizar a su padre.

Al día siguiente, domingo 7 de enero, los nietos de Fidel se sumaron a la búsqueda y empezaron a difundir la desaparición de su abuelo por las redes sociales. Esa mañana, José María se volvió a presentar en la comisaría e interpuso una denuncia por desaparición. Sin embargo, el operativo de búsqueda no se puso en marcha hasta el martes, dos días después de la denuncia y tres más tarde de la desaparición de Fidel.

José María lamenta que el operativo se haya montado tan tarde, “a mí me hubiese gustado que se hubiera montado la misma tarde en la que yo le estuve buscando. Me imagino que la burocracia de estas cosas funciona así”.

El operativo de búsqueda, compuesto por medio centenar de personas con perros y drones rastreó toda la zona de Cerrazo, a unos siete kilómetros de Torrelavega, que es la última zona en la que se vio con vida a Fidel en la madrugada del 7 de enero. Las imágenes de la cámara de seguridad de una vivienda recogen como Fidel llama al timbre de la casa y pregunta cómo llegar a Nueva Ciudad en Torrelavega, zona donde reside con su mujer.

“Es entendible que no le hicieran caso, no es normal que una persona llame al timbre a la una de la madrugada. Ellos ahora están apenados. La mujer que no le abrió la puerta está apesadumbrada, pero nosotros no le echamos la culpa de nada” asegura José María.

Son ya más de seis días sin noticias de Fidel. El equipo de búsqueda se desmontó el pasado 11 de enero, a la espera de nuevos indicios policiales. La familia vive con angustia, pero al mismo tiempo con la esperanza de que Fidel esté con alguien que no se haya enterado de que le están buscando y él, Fidel, desorientado, no sea capaz de decir que quiere volver a su casa.

La familia se aferra a esto porque lo otro es “que este tirado en algún sitio y haya fallecido” asume con resignación el hijo de Fidel, José María Morante.

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