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Así es la realidad de la Cantabria vaciada: "Se mueren por el camino"

Tresviso, el municipio más pequeño y aislado de Cantabria, lucha por sobrevivir en un entorno que combina belleza natural con un abandono evidente. Kaelia, una de sus pocas jóvenes residentes

Alex García

Publicado el

2 min lectura

      
      
             
      

Enclavado en los Picos de Europa, Tresviso es un pueblo que parece sacado de un cuento, pero la realidad de sus apenas 60 habitantes dista mucho de ser idílica. Con una población envejecida, un acceso complicado y la ausencia de servicios básicos como la sanidad, este pequeño rincón se enfrenta a un futuro desolador. La historia de Kaelia, una joven de 36 años que llegó al pueblo hace cinco años, ilustra los desafíos de vivir en la "Cantabria vaciada".

La soledad de Tresviso

Kaelia llegó a Tresviso buscando tranquilidad, pero no tardó en descubrir las dificultades que conlleva vivir en el municipio más pequeño y aislado de Cantabria. "Aquí la vida es muy distinta, y adaptarse lleva tiempo", reconoce. Con una única carretera que serpentea hasta el pueblo, el acceso se convierte en un reto, especialmente en invierno. “Cuando nieva, puede que estés días sin poder salir. Y eso, para una población mayor, es un problema enorme”, explica Kaelia.

Esa dificultad de acceso afecta a algo tan esencial como la sanidad. Tresviso carece de un médico fijo y cualquier urgencia implica recorrer largas distancias hasta el hospital más cercano. “Si alguien tiene un problema grave, el tiempo que tardan en llegar puede marcar la diferencia. Aquí, literalmente, se mueren por el camino”, asegura.

La economía: turismo y ganadería

A pesar de todo, Tresviso mantiene dos pilares económicos que lo han sostenido hasta ahora: el turismo y la ganadería. Famoso por su queso, el municipio recibe visitantes atraídos por la belleza de los Picos de Europa. Sin embargo, Kaelia subraya que estas actividades no son suficientes para garantizar el futuro del pueblo. “El turismo de verano nos da un respiro, pero necesitamos más promoción y alternativas económicas. Esto no basta para evitar que el pueblo se vacíe”.

      
             
      

Un futuro incierto

El panorama en Tresviso es desalentador. Sin relevo generacional ni incentivos para atraer a nuevos habitantes, el pueblo está condenado a desaparecer. “Si seguimos así, Tresviso acabará siendo un recuerdo. Y no será el único. Hay muchos pueblos en Cantabria que están en la misma situación”, advierte Kaelia.

Kaelia tiene claro qué necesita Tresviso para sobrevivir: mejores accesos, servicios básicos y, sobre todo, medidas que incentiven la llegada de jóvenes y familias al pueblo. Sin embargo, su historia refleja una realidad que afecta a gran parte de la Cantabria rural, donde el abandono amenaza con borrar del mapa a pueblos enteros.

      
             
      

Mientras tanto, Tresviso sigue resistiendo, gracias a la perseverancia de sus vecinos. Pero, como dice Kaelia, “la resistencia no basta si no se toman medidas. Necesitamos apoyo. Si no, este pueblo desaparecerá”.