Así recuerda una anestesista cántabra el 11M en el Hospital 12 de Octubre: "Oí dos golpes secos"

Mercedes estaba de guardia en Madrid esa jornada y a día de hoy todavía recuerda el horror que vivió

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Así recuerda una anestesista cántabra el 11M en el Hospital Jiménez Díaz: "Escuché dos golpes secos"

Katia Nogueira Pi

Santander - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

"Salí de la ducha para ir al hospital y oí dos golpes secos como si alguien quisiese trasladar un mueble o se le hubiese caído algo". Esto es lo primero que escuchó Mercedes el 11 de marzo de hace 20 años, cuando tuvo lugar el peor atentado Yihadista en la historia de España, que dejó 193 muertos y casi 2000 heridos.

Mercedes es una anestesista santanderina que, entonces vivía en Madrid, y ese día, tenía que ir a trabajar al hospital Jiménez Día. "Sonaban muchísimas ambulancias e intentamos saber qué había pasado, pero no nos enteramos hasta que nos llamaron nuestros familiares". Una vez que supieron lo ocurrido, no lo dudo dos veces, cogió el coche junto con su compañera de piso y se fueron directas al hospital.

Cuando llegaron a Urgencias lo único que vieron fue mucha desorganización y caos, a mucha gente nerviosa que no sabía qué hacer. Sin embargo, sin saber cómo, en lo que tardaron ella y su compañera en vestirse, todo estaba organizado. "Fue impactante ver cómo jefes de servicio organizaron todo para que cada paciente pudiese estar en el sitio concreto donde se le iba a tratar el problema", explica Mercedes.

En el hospital se organizó una comisión de crisis y se les fue distribuyendo en función de su categoría. Mercedes reconoce que nunca había visto trabajar de forma tan coordinada en el hospital. "A los mayores, como era yo, nos hicieron recibir a los pacientes y nos dieron unas pautas para saber llevar a cada paciente al lugar adecuado".

Fueron momentos muy duros los que tuvo que vivir Mercedes, quien explica que tiene muchas lagunas de todo lo sucedido, "hay momentos de los que yo no me acuerdo o yo no quiero acordarme. Igual el cerebro ha decidido olvidarlo por mí", asegura.

La adrenalina que supuso para ella todo lo que está pasando reconoce que fue un gran aliado para ella. "Tus miedos desaparecen y sabes lo que tienes que hacer y lo haces. Funcionas como un autómata y lo único que tenía que preguntarles era si les dolía algo y si escuchaban bien". Lo más duro de digerir fue ver como a muchos de los pacientes les dolían cosas que no estaban, es decir, partes del cuerpo que debido a la explosión ya no tenían, algo que al recordarlo le pone todavía la carne de gallina.

Eso sí, las intervenciones que se realizaron en el hospital aquel día fueron todo un éxito y a las tres de la tarde de ese día casi todos los pacientes que habían acudido al Jiménez Díaz estaban intervenidos. Algo que hace a Mercedes le hace acordarse de aquel día como una de las mejores guardias de su vida, fue la actitud de los pacientes que en aquel momento estaban ingresados en el hospital, "Muchos pidieron el alta voluntaria para dejar su sitio a la gente que venía".

Qué pasó después de esa larga jornada

Lo peor para Mercedes llegó cuando fueron pasaron las horas. "Yo ese fin de semana fue terrible. Lo recuerdo en el sofá sentada con la mente en blanco, estaba como ida". Una situación que le llevó a tener que cogerse unos días de descanso, "el lunes siguiente, cuando fui al Centro de Salud donde yo trabajaba y fui hablar con el primer paciente de la mañana, me derrumbe y no pude seguir". Su tutor la mando a Santander con toda su familia hasta que se recuperase, algo que solo duró una semana, "siete días muy duros en los que no quería hablar ni ver a nadie", explica.

Mejor recuerdo

De aquel fatídico 11 de marzo del 2014, Mercedes no solo tiene recuerdos malos. Hay uno que aunque la hace feliz, también la hace ponerse triste a la vez. "Me acuerdo de una niña que nos trajeron, de tres o cuatro años, que lo único que preguntaba era por su madre. Nosotros no sabíamos donde estaba". Una historia que tiene un final feliz, ya que a los diez días, cuando Mercedes fue capaz de volver a encender la televisión, vio a la misma niña que había encontrado su mamá.

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