Una jueza de Santander anula un testamento de una mujer de 101 con Alzheimer, sordera y ceguera
Asegura que "no pudo tener pleno conocimiento del acto y de las consecuencias de otorgamiento"
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El Juzgado de Primera Instancia número 4 de Santander ha anulado un testamento otorgado en 2015 ante un notario de la ciudad por una mujer de 101 años que tenía deterioro cognitivo (Alzheimer en grado moderado-severo), padecía además sordera crónica y estaba además casi ciega.
La magistrada del citado órgano judicial declara la nulidad del documento oficial en una sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, en la que estima la demanda de una hija de la testadora en contra de otro hijo y hermano de la demandante.
La jueza lo ha anulado tras analizar y valorar la prueba médica practicada, tanto documental como pericial, y que permite afirmar "con la contundencia exigida en jurisprudencia" que, en ese momento, las dolencias de la mujer "comprometían de forma severa su capacidad cognitiva", de modo que "no pudo tener pleno conocimiento del acto y de las consecuencias de otorgamiento".
En la resolución judicial se indica que, a lo largo de su vida, la implicada otorgó tres testamentos, el último hace nueve años (diciembre de 2015), cuando ya convivía con su hija y hacía más de una década que le habían diagnosticado un deterioro cognitivo que había ido en aumento, "impidiéndole conocer el verdadero alcance del acto que realizaba".
Para ello, fue acompañada al notario por su hijo, con el "completo desconocimiento" de la otra hija y hermana del demandado, que se enteró de lo ocurrido tras el fallecimiento de su madre, de ahí que haya impugnado la validez del documento interesando su nulidad.
La sentencia, que recuerda que pueden testar quienes no estén incapacitados para ello y que se ha de tener en cuenta el estado de la persona en cuestión en ese momento, ha considerado el historial médico e informes periciales sobre esta mujer, a la que en 2004, a la edad de 90 años, se le diagnosticó un deterioro cognitivo leve acompañado de episodios de desorientación espacial.
Seis años después, se valoró ese diagnóstico como probable enfermedad de Alzheimer, en estadio leve, de lo que derivó un déficit severo de memoria a corto plazo o episódica, extremo que se confirmó en 2011.
Desde entonces y hasta 2018 se suceden informes asistenciales relacionados fundamentalmente con consultas oftalmológicas dados los problemas de vista que sufría, y en los que también se hizo constar una pérdida auditiva en ambos oídos igualmente "severa".
Ese año ingresó en el hospital por rotura de cadera, pero se hizo constar que presentaba "demencia de perfil degenerativo de larga evolución en grado moderado". Los ingresos posteriores estuvieron en su mayoría motivados por infecciones respiratorias que confirmaron la evolución negativa del deterioro cognitivo, siendo a desde entonces "dependiente para todas las actividades básicas de la vida diaria".
alzheimer, pérdida auditiva y degeneración visual
Con todo ello, el perito judicial concluyó que la mujer en el momento de otorgar el testamento (2015, a la edad de 101) padecía Alzheimer "de al menos doce años de evolución", patología que presenta una evolución "progresiva y negativa".
Además, adolecía de pérdida auditiva (en los dos oídos) y sin respuesta a audífonos, así como degeneración visual asociada a la edad, con una agudeza en el ojo derecho inferior al 10 por ciento y en el izquierdo del 25%.
Y en su historia clínica destaca un episodio, relacionado con una visita médica domiciliara un mes antes de otorgar el testimonio, que constata la "afectación importante de sus facultades cognitivas".
Por lo anterior, la jueza ha estimado la demanda de la hija de esta mujer, representada por el abogado Mario García-Oliva, y ha declarado la nulidad del testamento en cuestión, en una sentencia que no es firme, pues cabe interponer recurso de apelación.